Una vez una amiga me enseñó el dibujo de su hijo, en el que observaba cosas que no comprendía. Le hice tomar conciencia de lo que estaba comunicando el niño a través de la contundencia de la composición de imágenes y sus aspectos simbólicos. Esta comprensión le permitió transformar su relación con el niño. Desde aquel momento me animó a que me dedicara a este trabajo. Otras personas que habían experimentado conmigo, también me alentaron a que tomara esta decisión. Al jubilarme, reconocí que era el momento de crear un taller, que facilitara la conciencia del mundo interior a través de la actividad artística.
Aparecieron personas interesadas en ello, y se perfiló un grupo de experimentación. Yo conducía la experiencia, y a la vez participaba en las actividades.
Al final del segundo año hubo una revisión de los trabajos, y se vio una evolución muy clara hacia una mayor sensibilidad estética, así como una mayor comprensión y acercamiento a su mundo interior. Así pues, un acrecentamiento de la conciencia, una mayor autenticidad, intuición y empatía en la expresión de su presente de vida.
La metodología es abierta, y permite la exploración, aún sin previo conocimiento del hacer técnico y artístico. Este taller consiste en proponer un tema y expresarlo libremente con actividades plásticas. Cada uno hace su obra, y luego se comenta. Todos intervenimos interactuando lo que se percibe en la obra, con lo que el autor explica de ella. Finalmente se pone en evidencia lo que éste quería hacer y lo que en realidad ha plasmado. El vínculo se ha mantenido hasta el momento. Recientemente al comienzo del nuevo curso, se ha ampliado el grupo con nuevos y valiosos integrantes. A lo largo de su desarrollo he podido comprobar que todos somos a la vez maestros y discípulos.
Esta labor de investigación, sigue vigente y está abierta a todos los que quieran experimentar y actualizar esta vía de descubrimiento de sí mismos, la cual permite hacer conscientes aspectos que no lo eran. Este trabajo tiene su origen en la capacidad de ver la significación de las imágenes, así como en la de vivenciar el arte en su expresión de belleza, que a la vez tiene su raíz en las capacidades de hacer y de amar.