Una vez se está instalado en el Trabajo y lo asumimos como algo propio nos queda claro que estando dormidos lo único que conseguimos es seguir alimentando nuestras frustraciones y decepciones. Por lo tanto solo nos queda trabajar para estar despierto todo el tiempo que sea posible.
Estando despiertos la esperanza se vive de forma distinta. La esperanza no se deposita en el mañana, en los demás. La esperanza la depositas en la capacidad de hacer, de amar y de ver, la depositas en el presente, en la oportunidad que tienes en cada instante para darte de forma consciente al momento y al entorno, la esperanza es dar lo que eres a cada instante para ir construyendo un mañana más auténtico. No necesitamos depositarla en el futuro para ser felices, la felicidad consiste en ser consciente de lo que eres e invertirlo en tu pequeño mundo para que esta plenitud se vaya expresando, creando tu futuro con raíces más firmes y profundas, regadas con la capacidad que eres. Despiertos deja de tener sentido tener la esperanza en que el nuevo año nos traiga lo que nos falta, lo que sí que tiene sentido es actualizarte en el día a día de una forma consciente para que el mañana sea un fruto de nuestro trabajo, que no es otro que el trabajo de lo superior, porque el futuro no es solo nuestro, es de todos y cada uno tenemos la responsabilidad de aportar.
Dormidos nos esforzamos con una falsa esperanza que no es otra cosa que la exigencia de obtener unos resultados gratos para nuestros intereses, despiertos le quitamos importancia a ganar o perder porque en el momento que eres consciente que estás trabajando desde ti ya estás ganando. Invertir tu potencial de forma consciente es ganar porque siendo justos es el potencial de Dios a través nuestro. Si somos capaces de sentir esto estamos siendo capaces de confiar en nuestro trabajo y en lo superior, eso es esperanza.
Despiertos deja de tener sentido comprar lotería para que nos toque y nos ahorremos el esfuerzo, ya que nuestro esfuerzo y nuestra presencia es lo que realmente nos va enriquecer, todo lo demás depende de Dios.
No pretendo ahogar la esperanza, ni desprestigiarla. Es justo y necesario reconocer que la esperanza es el motor que mueve a las personas a seguir luchando. Cuando la esperanza se apaga se pueden tomar decisiones producidas por una total desorientación y eso es algo muy peligroso. Solo animo para vivirla despiertos para que se use como lo que es, un motor interno para construir, para esforzarse, para crear relaciones, para interesarse por lo que nos rodea, para comprender y buscar soluciones, para confiar en el futuro atendiendo el presente despiertos.
Sergio Blasco