Jordi Calm

Jordi Calm

A modo de complemento del texto escogido por Jaume Arasa el mes pasado sobre la obra de Blay, quisiera remarcar un aspecto sobre las dificultades que considero que puede ser interesante tratar, y es su recurrencia. Porque sucede a muchas personas inmersas en el Trabajo, incluso ya avanzada su travesía en él, que la vida les presenta dificultades que deben traspasar, a veces de forma abrupta, a veces de cierto calado. Además, con el añadido de que en ocasiones no les resulta difícil relacionar estas dificultades con el mismo Trabajo, por ejemplo, cuando trabajan el yo-experiencia.


Y esto a más de uno le puede parecer chocante, y puede pensar: ¡Pues vaya gracia! yo que me apunto a estas cosas para ser más feliz, y resulta que ahora me encuentro con más líos, y encima cuando llevo un buen tiempo Trabajando y se supone que ya debería tener bien agarrada esta felicidad que busco.

El día 16 de este mes va a celebrarse la Asamblea Anual de ADCA. No será una Asamblea cualquiera ya que, en ella, la Junta actual, de la que formo parte, traspasará la responsabilidad que hasta ahora ha tenido en la gestión de los quehaceres diarios de ADCA.

Sin querer entrar en mayores recuerdos en cuanto a los inicios, a las personas que colaboraron con su esfuerzo y que ahora ya no están, y a la propia labor realizada por las personas que pasamos el relevo, si creo que puede ser interesante comentar algunos aspectos sobre lo que ADCA, como asociación, pretendió y pretende representar.

Siempre que alguien nos plantea dudas sobre las posibles opciones de un camino de trabajo interior, nosotros le proponemos que aplique la siguiente “prueba del algodón”: mira si, al cabo de seis meses, tu visión de la realidad ha cambiado de forma sustancial; comprueba si, una vez pasada la novedad inicial, este camino está siendo para ti algo real y transformador. No si te hace ilusión, no si las teorías que te explican son muy bonitas y sueñas con llevarlas a término en un futuro, no si con ellas puedes hablar de lo mucho que te esfuerzas para ser mejor, como muy bien describe Jordi Sapés en su artículo de este mes, sino si te está transformando de verdad.  

Soy maestra de profesión y me siento muy contenta de poder compartir con vosotros una experiencia que llevé a cabo con alumnos de Ciclo Medio de Primaria (9-10 años) a lo largo de esos dos cursos. 

Siendo la tutora de un grupo de 25 alumnos, decidí buscar un espacio donde ellos pudieran expresarse, bien individualmente o bien en grupo, y esto les ayudara a desarrollar, tanto la conciencia de su individualidad, como su integración y cohesión en el grupo.

Es posible que a veces, leyendo los artículos de ADCA sobre espiritualidad o trascendencia, tengamos  la impresión de que queda fuera de nuestro alcance, queda mucho camino para experimentarla o, simplemente,  carece de sentido. Pero a poco que reflexionemos, veremos que cualquier fenómeno que suceda en la familiar dimensión del espacio y del tiempo está condenado a la desaparición. El universo parece creado para avanzar a través de esta dimensión del espacio y del tiempo hacia la actualización consciente, pero todo lo que nace aquí, desaparecerá antes o después.

Hace aproximadamente cuatro años tuve el propósito de formar un taller de arterapia. Definiría arterapia como la actividad que permite tomar conciencia del mundo interior, conectar con el arte y expresarlo, utilizando como vehículo técnicas y materiales plásticos.

Siempre había tenido inclinación por el arte y por descubrir el mundo interior. Estudié Bellas Artes  y durante el ejercicio de mi profesión de enseñante, los grupos de alumnos que tenía estaban muy interesados por las lecturas que hacía de sus obras. Creé una asignatura sobre lectura de la imagen a petición de ellos. También estudié sicología para poder conocer el mundo interior, pero me di cuenta  que necesitaba un conocimiento más vivencial y profundo, y encontré a Antonio Blay en el trabajo de Jordi Sapés.

La policía debemos hacernos responsables de nuestros actos. 

Son momentos convulsos. A los problemas habituales de conflictos de convivencia, drogas, robos, violencia, explotación sexual, etc., se suman constantes manifestaciones que denuncian la corrupción y gestión de los gobiernos y el malestar que generan los sueldos bajos, o la falta de trabajo. En la calle es evidente el aumento de la pobreza y hay estudios que indican que esta pobreza repercute en el número de suicidios y en el aumento de personas con enfermedades mentales. A esto se añaden los problemas internacionales de guerras, terrorismo y victimas desplazadas de los conflictos, problemas que nos tocan cada vez más de cerca.

Mi vida está impregnada de cierta inquietud espiritual desde bien pequeña. No entendía muy bien el mundo externo de los mayores, y hallé un lugar seguro dentro de mí, donde había silencio y paz. Así lo vivía entonces.

En el Trabajo el concepto de mejora, de progreso, está siempre latente, especialmente en la mente de quien emprende esta andadura, porque, como cualquier propuesta de desarrollo interior, plantea transitar por un camino que nos ha de llevar a una vivencia de nosotros y de la realidad distinta, con cambios que entendemos han de ser constatables, y además en una dirección determinada.Sin embargo, esta evolución puede ser experimentada de formas muy diversas.

La experiencia de un suceso, totalmente insólito, inesperado y aparentemente ofensivo, me hizo replantear mi responsabilidad en los acontecimientos.

Al  principio me preguntaba por qué había sucedido. Miraba en el otro, las razones, las reacciones, las causas, los prejuicios, las experiencias colaterales, los miedos y los malentendidos inherentes a algunas relaciones.