Parece que este es el caso: las redes sociales, programadas de entrada con objetivos comerciales, han generado un efecto inesperado, creando una serie de realidades paralelas y estancas, una especie de mónadas colectivas, que tienen su propia dinámica y entran en colisión unas con otras.
Si iniciamos una búsqueda en Google, el programa nos propone de inmediato una serie de alternativas para ahorrarnos tener que escribir la frase completa. La cuestión es que a cada uno nos saca una lista distinta; y en esta lista figuran exclusivamente el tipo de opiniones que el programa sabe que compartimos.
Así que cuando utilizamos estas redes sociales para difundir nuestra línea el mensaje lo reciben solamente las personas que sienten atracción por estos temas. Aquellos que se lo miran con distancia o que se posicionan claramente en contra de estas propuestas ni tan solo lo llegan a ver.
Por desgracias, a nosotros se nos ubica en el sector del esoterismo. A mí, por ejemplo me llegan todos los mensajes negacionistas sobre la Covid 19, porque el algoritmo de Google presupone que por ser espiritual tengo que ser negacionista; lo cual me da a entender que, probablemente, ningún médico que trabaje en un hospital recibirá nuestras propuestas.
Y claro, a nosotros no nos interesan los negacionistas sino la gente responsable, normal y corriente. Proponemos que el tradicional enfrentamiento entre la derecha y la izquierda deje paso a un nuevo humanismo capaz de atender los problemas de la población; y que dejemos de perder el tiempo en peleas entre fuerzas políticas que solo aspiran a administrar el tinglado actual.
Pero en la práctica, ¿esto nos hace colaborar con los negacionistas en contra de la ciencia? ¿Estamos despertando el interés por la espiritualidad en nuevos sectores de la sociedad o estamos simplemente compitiendo en el mercado alternativo por atraer a gente que ni tan siquiera tiene verdadera intención de hacer un trabajo serio?
Ya lo hemos comentado algunas veces: tenemos que hacer un esfuerzo por hablar de espiritualidad sin citar esta palabra. Pero a lo mejor también hemos de participar en grupos que hablen de otros temas, tanto personales como sociales, para poder expresar allí nuestra opinión. Al tiempo que constatamos las dificultades que se plantea la gente normal en estos ámbitos y la existencia de otros puntos de vista. El único requisito es que sean serios y estén realmente preocupados por hacer avanzar a la sociedad en aquellos frentes en los que actúan.
Estaría bien que cada uno investigara en su sector profesional a ver qué grupos encuentra.