No sólo es el reino de España que quiere descabezar al independentismo, sino Europa, que con la ratificación en su parlamento de Borrell como alto cargo de la diplomacia exterior, política y seguridad de la Unión Europea, quiere defender por el momento, que ni Catalunya, ni ningún otro país, se separe del estado que en el presente le ubica. Estas uniones son interesadas en relación al tipo de poder que se quiere incrementar o conservar, aunque lo disfracen de unidad. Los criterios que priman en la acción, son el de sometimiento, el autoritarismo y manipulación descarada de hechos y relatos, para inculpar a los que se tienen por enemigos. Los valores de los derechos humanos quedan relegados a un nivel casi inexistente. Se los nomina, pero tienen poca realidad. Ya se ha visto con la política de los migrantes. Sería necesaria una política creativa, respetuosa, justa y fraternal, por lo que hace a los derechos económicos, sociales, ambientales. Que no se tenga por enemigos a los que no comparten el mismo proyecto, sino por portadores de otros conocimientos y valores. Una verdadera integración humanista y democrática. Aún queda mucho por hacer.
