Lo he pasado un poco mal viendo esta película por diversas circunstancias que me tocan de cerca. Creo que para entenderla bien y entender la idiosincrasia del pueblo argelino hay que conocer un poco su historia. Hasta el 62 fueron colonia francesa, allí sigue hablándose francés en las clases pudientes, es un signo de modernidad y distinción, si alguien vuela alguna vez en air algerie puedes hacerte una idea de esto que digo, un país afrancesado, moderno y cosmopolita frente a un país en la miseria anclado en el medievo. Un país musulmán donde las clases pudientes y la mayoría del gobierno profrancés era corrupto e intentaba dotar de una laicidad a su gente de cara al turismo, a los negocios exteriores, a liderar la nueva coalición de “protectorados africanos” en los que los hilos los movían los antiguos amos europeos.
Frente a este panorama la mayoría del pueblo, musulmanes practicantes, gente que vivía de la agricultura y el pastoreo, hablando árabe, gente harta de la miseria, gente rural que veía cómo en el centro de las grandes ciudades, sobre todo del norte, se centralizaba el poder y la riqueza de la que no participaban nunca, con sólo 30 años de andadura democrática, pero de una de la que no participaban.
En la película se hace referencia a dos grupos enfrentados, el gobierno y los islamistas que quieren derrocarlo, pero no dice que el 1991 en unas elecciones democráticas el FIS (Frente Islámico de Salvación) o lo que llamaríamos escuetamente y por eso lo pongo entre comillas “los fundamentalistas islámicos” ganaron las elecciones por amplia mayoría en la primera vuelta al gobierno de la época. Supongo que el miedo se apoderó del resto (gobierno, franceses, comunidad internacional) porque el FIS pretendía un califato islámico en Argelia… ¿de qué os suena esto? Hace mucho tiempo ya que en diferentes partes de países islámicos luchan por establecer unos estados donde la religión no sea algo optativo, tangencial y privado en la vida de las personas sino que impregne cada acto, que sea el motor mismo del estado.
Cuando el gobierno en funciones de Argelia anuncia la paralización de las elecciones para bloquear el acceso al poder a los islamistas estalla una guerra civil no declarada, donde al principio como la antigua ETA sólo se mataba a gente del gobierno y cargos estatales. En este punto aparece una organización mucho más radical que cree que el FIS no está haciendo todo lo que puede con el terrorismo para derrocar al gobierno, esta organización llamada GIA (Grupo Islámico Armado) se encarga de dinamitar la situación atentando contra extranjeros, gente contraria a formar un estado islámico (mujeres que no se ponen el pañuelo, hombres de negocios al estilo occidental, niños que acuden a colegios franceses…), bueno contra cualquiera porque degüellan y ponen bombas llevándose por delante a cualquiera para forzar al gobierno a respetar lo que las urnas manifestaban.
En este panorama es donde viven estos hombres, cuyo trabajo era tan bueno que me ha llamado mucho la atención hasta el nombre del monasterio “Monasterio de nuestra señora del Atlas” reflejando la inculturación de la fe, que sorprende hasta en la vestimenta de alguno de los monjes a la usanza árabe (podéis ver fotos reales de los monjes en internet, es tal cual). Tan queridos y tan bien asentados con sus hermanos árabes estaban que conocían el Corán al dedillo y ante el planteamiento de los monjes a marcharse los vecinos contestan con una frase maravillosa: “Los pájaros somos nosotros y vosotros la rama, si se marchan ya no sabremos dónde posarnos”.
El mundo rural argelino es muy duro porque apenas hay más lo que da la tierra y sabemos cómo se depende del tiempo para una buena cosecha, los monjes daban trabajo, escuchaban a las personas y atendían médicamente en un dispensario al que acudían de muchos rincones del Atlas, sólo hay que ir allí para darse cuenta que si te sucede algo grave la muerte es segura.
La primera vez que pisé Argelia fue en 1998, tuvimos que firmar un documento porque supongo que asuntos exteriores no se hacía cargo de españoles que fueran de aventura a un país que todavía vivía en una guerra civil encubierta. Nosotros íbamos de labor humanitaria al sur, a Tindouf, a los campamentos de refugiados saharauis en plena hamada argelina, y aunque contábamos con la protección del frente Polisario soy consciente ahora de los nervios que se vivían en el camino porque es verdad que muchos de los controles ni ellos mismos saben si son verdaderos o falsos. En muchos de ellos perdimos cosas que llevábamos para la gente porque los argelinos se las quedaban y con una metralleta nadie se mete.
Fui durante cuatro años consecutivos y tuve la oportunidad de ir a diversas ciudades donde el miedo era una constante, la gente tenía miedo de hablar con extranjeros, de invitarte a su casa a tomar un té, cosa sagrada de la hospitalidad árabe, y me encontré con algún otro que escupió a mi paso y en árabe me maldijo. También encontré a señoras encantadoras que me hicieron la henna (pintarme las manos) y que me enseñaron un poco sus costumbres, los saharauis estaban muy agradecidos a los argelinos por prestarles ese trozo de desierto inhabitable para establecerse pero reconocían que el miedo los hacía no alejarse demasiado de los campamentos…por si acaso.
En las zonas rurales la tasa de alfabetización es pobre y lo vemos reflejado en la película cuando Luc señala en el sobre el sol y la luna y los palitos para las pastillas, yo he visto algo parecido pero con piedras. No se trata de humillar a los iletrados sino de servirlos desde su nivel de conocimiento.
Todos intuyeron su destino y tenían miedo, nadie quiere sufrir la tortura y el martirio, pero a día de hoy el caso de estos monjes asesinados se ha reabierto porque hay muchos testimonios que apuntan que no fueron asesinados por radicales islámicos del GIA sino por los propios militares argelinos y el gobierno ya que ellos atendieron en su dispensario varias veces a terroristas heridos sin distinción y rezaban por todos sin distinción: víctimas y verdugos. Los militares se cuestionaron de qué parte estaban y pensando en poner contra las cuerdas a Francia para que enviase ayuda en contra del islamismo radical que se extendía, vio en estos pobres monjes franceses la oportunidad de forzar la situación. De hecho nunca se encontraron los cuerpos de los monjes sólo sus cabezas, dicen los testigos porque comprenderían que las balas utilizadas eran de los propios militares. Días antes del suceso les instalaron un teléfono en el monasterio (lo único que Cristian, el abad o prior, admitió como protección) para llamar en caso de emergencia y esa noche la línea estaba cortada…demasiados interrogantes sobre la autoría.
Hay que conocer un poco la figura de este prior que amaba profundamente al islam y a sus hermanos argelinos, el respeto, la curiosidad y fundamentalmente el amor hizo que Cristian encabezase un grupo de diálogo interreligioso que se reunía, semanas antes del suceso, en el monasterio. De hecho cuando los sucesos ocurrieron había algunos monjes y monjas venidos para estas reuniones pero al estar en otra ala del monasterio no sufrieron daño alguno. Y su amor al islam arranca en su juventud al hacer el servicio militar en la colonia que inicia su guerra de la independencia y en la que se ve envuelto y a punto de morir cuando un amigo musulmán le salva la vida, y yo añadiría “le salvó la vida para que Dios la tomara para sí”.
Hay dos momentos cumbres en el film, cuando baja el helicóptero y todos se abrazan rezando juntos, supongo que cualquier cosa ya les pondría los pelos de punta y lo único que podían hacer es rezar unidos y otro momento lo que yo llamo “la cena del vino y las lágrimas” donde con dos botellas de vino y el lago de los cines a tope disfrutan de un último momento de paz todos juntos antes del desenlace, pero las lágrimas que nos revelan la condición humana de estos monjes fue un momento duro de ver.
Tengo una predilección especial por el pueblo musulmán porque los he conocido bien y puedo afirmar que gente radical la puede haber como fanáticos de las hermandades en Sevilla, y gente buena igual, mucho más abundantes que los primeros. Que nadie se lleve a engaño, hay que viajar allí para conocer sus condiciones de vida, y ver que en muchos sitios donde las condiciones de vida son insoportables surgen radicalismos que prometen prosperidad y evolución y que señalan a un culpable a batir que es el responsable de todos los males… ¿tampoco os suena esto?
Gloriosa la frase de Luc que atribuye a Pascal: “el hombre nunca comete el mal más plena y alegremente que cuando lo hace por convicciones religiosas”, debiéramos pensar en ella con frecuencia.
Esos cantos de sirena, a la desesperada, pueden hacer que algunas personas crean que la violencia es la solución y la llave para conseguirlo, que hay que imponer a Dios con un gran petardazo, y los que estén en contra al otro barrio; estos métodos también los hemos utilizado nosotros, se llamaba Inquisición. Quizás sea un tránsito, como todo en esta vida, un paso más en la evolución y en la comprensión de los hombres, todo ha de seguir su curso para que comprendamos. Y Dios que nos ama y ve la venda de nuestros ojos deja caer de vez en cuando pistas y florecillas para que reconozcamos que él está detrás de este proceso, que no se olvida del hombre…en este caso estos monjes franceses que dejaron testimonio del profundo amor que sentían por todos, incluso a sus propios asesinos sean quienes sean.
Cristhian intuyendo su muerte deja un testimonio escrito que es el diálogo final de la película y que es fácil de encontrar por internet…es escalofriante e iluminador a partes iguales. Ojalá entendamos que hay algo que nos supera a todo ser viviente y que a la vez no nos separa sino que nos iguala y nos une, ojalá lo entendiésemos por fin. Insha’Alláh (Si Dios quiere).