#2503
Jordi Sapés de Lema
Superadministrador

No es cuestión de necesidad sino de posibilidad, ¿qué sentido tienen el poder y la sabiduría si no se pueden ejercitar y compartir? La quietud es intrínsecamente más pobre que la creatividad, es una limitación, y Dios excede a toda limitación. Así que esto responde a tu pregunta sobre la necesidad. Acuérdate que estamos hechos a su imagen y semejanza, lo que vale para nosotros vale para Él elevado a la enésima potencia: ¿tú concibes una existencia inmóvil y pasiva, sin poder relacionarte con nadie?

Claro, en el supuesto de que pudieras crear, no ibas a crear para hacerte compañía unos muñecos mecánicos incapaces de entenderse contigo. Por eso Dios nos ha creado conscientes y libres. Lo ha hecho en serio, se ha manifestado a través de nosotros y al mismo tiempo ha permitido que obráramos en base a nuestro criterio personal. Así que comparte con nosotros nuestros éxitos y fracasos, nuestros descubrimientos y nuestros errores. El Verbo no solo se encarnó en Jesucristo, se encarna en cada uno de nosotros, ahora, en este momento.

Desapropiarse no significa desentenderse, significa darnos el ser y encargarnos a nosotros de gestionar la creación; es decir, asumir la capacidad de ver, amar y hacer y desapropiarnos también de ellas para entender, atender y cuidar de los demás. Al crearnos múltiples nos permite actualizar el amor que somos participando en la misma junto a Él. Él no está allá arriba mirando lo que hacemos, está en el centro de cada uno de nosotros, relacionándose con nosotros mismos y con los demás a través nuestro. Interviene en la medida en que le dejamos intervenir y sufre en la medida que nos confundimos y perdemos el sentido que tiene la existencia. Jesucristo nos demostró que Su entrega es absoluta y asume en nosotros todos los beneficios y dificultades de ser una forma. Él hace las cosas de verdad, no hace ver que las hace.

Podríamos decir que juega a encontrarse a Sí mismo desde la infinidad de conciencias a las que previamente da el ser, en el marco de una Totalidad que nos permite evolucionar, comprender, transformar el mundo y sobre todo amarnos y amarlo a Él. Sin la creación el Amor no existiría, con la creación Dios es Amor porque se desapropia de sí mismo. Y nosotros volvemos a Él porque nos desapropiamos de nosotros.

Así que lo que desde la perspectiva de la forma es contingente, se vuelve necesario visto desde el Ser. Y ahí está el camino de la autorrealización, en la vuelta a Él a través de nuestra entrega total.

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