#2506
Jordi Sapés de Lema
Superadministrador

La respuesta de Rosa tiene la profundidad y sencillez de una comprensión desde el fondo.

Nosotros también somos trinitarios, somos energía, inteligencia y amor. Y esta triple dimensión solo nos complica cuando somos tacaños, condicionamos nuestra entrega o intentamos pasar factura cada vez que hacemos algo en beneficio de los demás.

Si por el contrario lo damos todo, encontramos en esta entrega consciente el sentido de la existencia y la felicidad inherente al amor. La vida la llevamos de serie, nuestra aportación es hacer que fructifique en el otro que la reclama y utiliza.

En realidad es muy sencillo. Solo el niño pequeño, que todavía no es autosuficiente, necesita una atención personal. A medida que vamos madurando y que intervenimos en el mundo, esta atención y reconocimiento la recibimos en la propia interrelación con los demás, como algo inherente a la misma. No la obtenemos como remuneración del otro sino como satisfacción personal: por el hecho de vivir a fondo lo que somos, amando al otro y actuando para crear la realidad.

Observad que Jesús nunca se refiere a sí mismo como “yo”; se denomina “hijo del hombre” o “hijo del padre”, recibe el ser del padre y lo entrega al hombre. El pecado original es la renuncia a nuestro origen, es recibir el ser para negarnos a darlo. Dios nos ha hecho libres, así que podemos decidir, pero la libertad no es caos porque se transforma en amor.

Scroll al inicio
logo.adca
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.