Gurdjieff paseando solo por la ciudad, media en una riña y ayuda a un hombre al que están pegando. Tal como escribe en el libro, Gurdjieff de joven, era un apasionado del jiu-jitsu japonés y le encantaba hallar la ocasión de aplicar sus conocimientos. Aquí vemos como el aspecto de lucha consciente, fomenta el desarrollo humano.
El hombre desconocido al que ayuda, se llama Solovief, un joven bebedor que se dedica al robo y a la falsificación. Pero no por eso Gurdjieff le niega la ayuda y se convierte en su nuevo compañero. Aquí vemos como Gurdjieff parte de cero con Solovief y se compromete a ayudarle.
Allí mismo se encuentra de nuevo con el profesor de arqueología Skridlov, y este le pide que le acompañe en una expedición al desierto de Gobi. Cree firmemente que debajo de las arenas hay ciudades enteras, y es posible que una antigua biblioteca con pergaminos secretos aguarde ser descubierta.
Gurdjieff accede al viaje, invitando a ir con él a sus amigos Abram Yelov, Vitvitskaia, Ekim Bey y su reciente amigo Solovief. La expedición también la forman más hombres, llevan ganado y van cargados con útiles para sobrevivir en el desierto. Como por ejemplo, las escaleras plegables que usan para estar por encima de las tormentas de arena. Esto podría ser un simbolismo en referencia al intelecto, para poder ver los pensamientos hay que situarse encima de ellos.
Después de la tormenta, se quedan sin nada de comer, cerca de ellos ven pasar unos camellos salvajes, y Solovief dejándose llevar por las emociones, va tras ellos para cazar alguno pero acaba muriendo de una mordedura de uno de estos. Este suceso también podría ser un simbolismo que refleja la identificación con las emociones, conlleva a la muerte espiritual. Gurdjieff lo entierra con la señal de la cruz encima. Tras este trágico suceso, la expedición se suspende.
Gurdjieff se separa de sus amigos para seguir buscando por su lado. Y junto con el profesor Skridlov va al rencuentro del derviche Boga Eddin.
Continuará…