#1682
Jordi Sapés de Lema
Superadministrador

El sistema es un mecanismo, una estructura integrada por un colectivo de personas que se ven forzadas a relacionarse de determinadas manera para procurarse el sustento. Es un engranaje que no tiene conciencia y por tanto tampoco ética o moral. Es un sistema basado en la compra venta de mercancías, así que cada uno vale lo que tiene. Los que tiene más valen más que los que tiene menos y, por tanto, tienen más peso y más capacidad de decidir. Como el objetivo es crecer, nadie se preocupa por el que no tiene, el que no tiene simplemente desaparece y no cuenta. Los muertos no cuentan; nadie se ha dedicado todavía a mirar las estadísticas de fallecidos como consecuencia de los recortes en sanidad; lo cual permite afirmar que antes malgastábamos el dinero de los contribuyentes. Los parados tampoco cuentan porque el gobierno y las empresas siguen despidiendo gente con el fin de mejorar la economía. ¿Qué es lo que cuenta?: poder pagar los intereses de una deuda pública que cada días es más grande, pero es de los poderosos, de los que más tienen. Para qué arriesgarse a invertir este dinero en empresas pudiéndolo prestar a los gobiernos a un tipo de interés superior al de muchos negocios de los que hay que ocuparse. Sobre todo si la única preocupación de estos gobiernos es pagarles los intereses puntualmente, no sea que decidan no continuar prestando. A mí me parece que ante este mecanismo infernal, hablar de ética es caer en una trampa. Es como hablarle de ética al personaje; el personaje no puede permitirse ninguna ética porque lo único que intenta es subsistir. Y hasta de eso se beneficia el mecanismo que nos exige el dinero para pagar los intereses. El ministro de Hacienda amenaza a los autónomos que facturan en negro; personas que han perdido la esperanza de encontrar un trabajo asalariado y malgastan los pocos recursos familiares que les quedan en pequeños negocios montados en torno a la miseria. Mientras las grandes fortunas siguen tributando el 1 por ciento. Así que no podemos hablar de ética, sólo podemos hablar de conciencia. A ver si despertamos y dejamos de pagar.

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