#1692
Jordi Sapés de Lema
Superadministrador

Yo diría que en estos momentos es patente que el sistema no funciona en absoluto. Cualquier sistema económico ha de cumplir un requisito básico que es fomentar la producción; incluso en el caso de que, después, la riqueza producida se reparta de una manera desigual. El sistema capitalista ha estado mucho tiempo cumpliendo esta función y utilizando el egoísmo personal como estímulo para el desarrollo. El papel del Estado y la política fiscal tenían por finalidad mejorar la distribución de la riqueza: sacarles dinero a los ricos para dárselo a los pobres en forma de servicios; pero ahora se está haciendo todo lo contrario: sacar dinero de la población para retribuir al capital de manera directa, sin ni tan siquiera esperar que haya un beneficio resultante de una inversión productiva. Y además, esta retribución del capital, se hace en detrimento de los servicios que hasta ahora venía recibiendo la población.
A Grecia se la “ayuda” a cambio de que despida de su trabajo a 10.000 funcionarios. ¿A qué se la ayuda?: a pagar los intereses de los capitales que financian una deuda que es cada vez mayor porque, al mismo tiempo, se está destruyendo todo el tejido productivo y condenado a la miseria a una gran parte de la población. ¿Por qué en estos momentos Alemania tiene la hegemonía en Europa? Porque estos capitales son mayoritariamente de origen alemán y los bancos alemanes son los únicos que permanecen opacos a las inspecciones.

También se ha ayudado a los bancos españoles, que siguen sin prestar ni cinco a la empresa productiva, mientras que el paro se está acercando al 30 por ciento de la población activa. Se supone que esto es lo que hay que hacer. Y quizás no sea suficiente porque igual estos bancos están mucho peor de lo que han dicho. Pero claro, resulta que son indispensables para que el sistema funcione. Y no basta con haber arruinado a miles de impositores incautos con la trampa de las preferentes; en estos momentos las leyes del propio sistema son papel mojado; y nadie nos garantiza que la semana próxima no nos vayan a hacer una quita en nuestros depósitos como se la han hecho a los chipriotas que no estaban advertidos de lo que les caía encima. Porque los grandes depositantes sí que lo estaban y pusieron su dinero a buen recaudo. Pero claro, ¿podemos sacar el dinero del banco, cobrar la nómina en mano y pagar los recibos en efectivo si resulta que nuestros suministradores ni tan sólo se ponen al teléfono para atender las reclamaciones?

Hace muchísimos años que no había una crisis como la actual; pero nunca habíamos mostrado una pasividad como la que preside nuestra vida diaria. Y eso es debido a que no vemos ninguna alternativa. Estamos maniatados por un sistema obsoleto, amenazados con vernos en la calle por partida doble: sin trabajo, porque no estamos trabajando en empresas que sean nuestras, y sin vivienda porque, si perdemos el trabajo, no podremos pagar la hipoteca. Y mientras no tengamos clara una alternativa a este sistema no podremos hacer nada.

Nuestros actuales gobernantes son los gestores de este desahucio generalizado. No sólo están desahuciando las viviendas, sino las empresas, los talleres, los comercios, los hospitales y las escuelas. Y además están haciendo el papel de chivo expiatorio atrayendo las iras de la población. El último desahucio que se va a producir será el del Congreso de los Diputados porque los indignados expulsarán a los políticos y nos vamos a quedar directamente a las órdenes del capital. Viva la anarquía que nos permite criticarlo todo. Quizás sea el trámite obligado para que tomemos conciencia de que no tenemos sistema.

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