6 de diciembre de 2017 a las 23:18
#2159
Imanol Cueto Mendo
Superadministrador
Particularmente esa carencia la he percibido desde bien pequeño como “algo que falta” para dar sentido a todo, y precisamente este anhelo por descubrir cómo llenar esa carencia fue el impulso que me hizo empezar a caminar por las sendas de las corrientes espirituales, y es verdad que es algo apacible, e incluso sereno. El problema viene cuando esa carencia la pretendemos llenar con las expectativas que maneja el personaje, ahí es donde empieza la guerra, y el sentimiento apacible por buscarse a uno mismo se reconvierte en violencia porque la realidad no se ajusta a lo que uno espera. Y el peligro viene porque ese vivir en conflicto permanente lo tomamos por nuestra “normalidad”