#2166
Carlos
Superadministrador

El sentimiento de carencia del corazón lo vivo como una demanda interior, enorme, de verdad y de entendimiento, y de gozo. Es benéfico y apacible porque lo vivo desde mi ser, despierto, presente. Y viviéndolo más y más, el vaso se va llenando más y más. Pero viene la desorientación, porque el personaje se empeña en que las cosas sean a su manera, espera obtener un beneficio que presupone desde hace mucho, y nos dice: ¿ves? el trabajo no te lo está dando, porque no sirve para nada. Entonces es cuando viene la desorientación, y en vez de volver a estar presentes en nuestra conciencia, echamos leña al fuego de la tortura del personaje. ¡Claro, es verdad, qué malo soy que me he vuelto a equivocar, otra vez igual, en efecto no avanzo! Aquí resultan útiles las palabras de este mes, que a mí me dicen: Olvídate de la desorientación (lo que haya vivido como error, ese regañarnos interiormente por caer en el sueño), porque la desorientación no es nada.

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