Si el Señor no construye la casa
en vano se cansan los albañiles.
Si el Señor no guarda la ciudad
en vano vigilan los centinelas.
Porque no hay construcción ni proyecto real que pueda sostenerse sin que estemos presentes, esa presencia, Dios mismo que sostiene como piedra angular nuestras aportaciones, es el único que puede guiar nuestra construcción personal, estoy muy de acuerdo con Jaume sobre estas palabras.
La vigilancia de una ciudad, la búsqueda de la seguridad en estos tiempos es una constante…qué paradoja que no haya lugar seguro en toda la Tierra, no hay seguridad en la materia. Sólo podemos relajarnos cuando accedemos a una dimensión superior donde no hay que vigilar porque no hay enemigos, Dios vigila por nosotros, nosotros sólo tenemos que ser permeables a su presencia. No olvidemos que es su presencia, el estar en su presencia, lo que podemos disfrutar de esa relación íntima la que nos llevará a una construcción sólida y a una bajada de guardia para vivir en el presente.