12 de febrero de 2018 a las 15:33
#2266
Pedro Zuberogoitia
Participante
Es curioso constatar que la mejor forma de acercarnos a la plenitud en esta vida es abandonándonos. Abandonándonos, claro está, en manos de Dios, olvidando las ansias de controlarlo todo (los centinelas que no vigilan nada real sino que son producto de las elucubraciones del personaje) y de levantar grandes casas (proyectos que mayormente buscan que brille nuestro ego).
Esto es, miremos bien cuales son nuestros planes y proyectos y asegurémonos de que reponden a ese impulso real que viene de muy dentro. Si es así (seguro que en nuestro caso lo es en gran medida) vamos por la senda adecuada.