#2321
Anónimo
Invitado

Cuando estamos demasiado pendientes de nosotros mismos nos perdemos la dimensión humana de la existencia, la dimensión social, interpersonal. No nos damos cuenta de que vivimos en el otro y el otro vive en nosotros y que únicamente podemos alcanzar esta comprensión si aprendemos a “ver” al otro. Para ello, se hace imprescindible desenfocar la atención de las necesidades, deseos y experiencias de uno para trasladar el foco a aquello y aquellos que tenemos delante. Esta es la manera de no quedarnos anclados en una realidad pequeña y constreñida en la que únicamente nos miramos el propio ombligo, sino que nuestro campo de visión y por tanto de experiencia se ve enriquecido por multitud de estímulos. En este gesto de apertura, de ampliar la mirada, reside la diferencia entre vivir una existencia pobre y limitante o una existencia plena, vibrante e intensa. Todos sabemos que la satisfacción de esto último no tiene precio.

Añadir que estoy de acuerdo con Imanol en que ADCA se nos presenta como una plataforma idónea para poner en práctica esta perspectiva de abrirnos al otro y a la realidad compartiendo lo que somos con personas que están en el mismo camino de búsqueda interior, lo cual no deja de ser un regalo que vale la pena aprovechar.

Por cierto, estoy teniendo el placer de leer los libros de Carlos Castaneda y os animo a todos a que los leáis, pues son una joya que ayudan a integrar y comprender más a fondo el Trabajo de manera divertida y práctica.

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