#2306
Jordi
Participante

Ocuparse demasiado de uno mismo produce una terrible fatiga. Un hombre en esta posición está ciego y sordo a todo lo demás. La fatiga misma le impide ver las maravillas que le rodean.

A mí me ocurre que cuando estoy muy pendiente de mí, de si estoy despierto o dormido, o de si siento esto o lo otro, de si mi percepción de la realidad es así o asá,… acabo entrando en una dinámica de pensamiento que me provoca preocupación y desasosiego.

En cambio, si me sitúo en el momento presente y atiendo las cosas una por una, o sea, si me ocupo de lo que me rodea estando consciente de lo que hago, entonces aparece mucho más silencio y se disipan las nubes.

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