29 de marzo de 2018 a las 03:44
#2306
Jordi
Participante
Ocuparse demasiado de uno mismo produce una terrible fatiga. Un hombre en esta posición está ciego y sordo a todo lo demás. La fatiga misma le impide ver las maravillas que le rodean.
A mí me ocurre que cuando estoy muy pendiente de mí, de si estoy despierto o dormido, o de si siento esto o lo otro, de si mi percepción de la realidad es así o asá,… acabo entrando en una dinámica de pensamiento que me provoca preocupación y desasosiego.
En cambio, si me sitúo en el momento presente y atiendo las cosas una por una, o sea, si me ocupo de lo que me rodea estando consciente de lo que hago, entonces aparece mucho más silencio y se disipan las nubes.