Hola Ana, he seguido con interés estos días tus aportaciones al igual que las de los demás compañeros /as. Sabes que hemos hablado de esto algunas veces y por lo tanto no hay sorpresas. En referencia a tu última aportación, solo decirte que yo ya no espero ni deseo ningún cambio de la constitución. Solo espero la posibilidad pacífica de poder decir adiós y sentarnos de la misma forma para ver como tener una buena vecindad.
Vengo de trabajar unos días en Burgos, y he podido constatar el “cariño y aprecio que nos tienen”. Tampoco esperaba otra cosa.
Yo a veces, cuando salgo fuera de Catalunya, procuro evitar el tema porque es agotador, pero si es el caso, explico la historia siguiente que creo que alguna vez te he explicado: Para no remontarme a la historia y todo eso, para hacer una simplificación, digo : Lo de España y Catalunya es como un matrimonio que hace treinta y pico años se casaron por el interés y poco más.
A los pocos años, uno/a va viendo que las relaciones no van muy bien, que hay desencuentros.
En la casa que viven ( la constitución) la compraron como pudieron y así han ido creciendo. El tiempo va pasando, y una de las partes siempre se queja de que esa casa que han amueblado juntos, y que ya le han dado bastantes manos de pintura ( estatut), ya no le gusta.
Pese a la costumbre ( siglos de sometimiento), propone cambios, cambiar los muebles, algunos electrodomésticos más modernos, ….algo que haga más confortable la existencia y el matrimonio.
La otra parte, nunca se ha planteado cambio alguno. Cree que ya están bien así y se niega por activa y por pasiva a valorar de forma real el cambio. Las broncas y las disputas se repiten en el tiempo, pero las amenazas de divorcio siempre quedan en nada.
Un día, la parte que se queja toma conciencia de sí misma, de todo su potencial y decide irse de esa casa. Dejar la pareja pese a la familia, pese a que con los años con algunos ha podido coincidir.
La otra parte, la que no quiere cambio, todavía se cree que es una bravuconada. Como siempre. Cree que todavía le admitirá algún pequeño cambio que la deje contenta para un tiempo.
La parte que quiere el cambio, ya no quiere reuniones de pareja ni debates. Prefiere irse a otro piso, aunque no esté tan amueblado y no te tenga ascensor. Prefiere subir cada día escaleras pero será dueña de su destino.
Un abrazo.