En mi primera aportación hablé de los motivos que me impulsaron a visitar Cataluña: visitar la montaña Montserrat y llevarme la sorpresa de encontrarme una ciudad muy viva y mediterránea. No tuve problemas para hablar castellano, al menos eso recuerdo. Y como en todos los sitios tal vez me encontré con gente antipática pero no lo recuerdo. Mi memoria prefiere quedarse con lo mejor. ¿Por qué no fui antes a Barcelona? No me atraía para nada como tampoco conocer El País Vasco, era de rechazo absoluto. Ahí imperaban mis creencias y juicios: catalanes “agarraos”, estos catalanes siempre mirando para sí, victimistas, quejicas, sintiéndose siempre superiores en su diferencia y para mí eso generaba mucho rechazo. Rechazo que fomentó parte de mi familia que emigró a Cataluña, ellos fueron los que me hicieron sentir ese rechazo. Mi familia es andaluza, de Málaga. El sobrino de mi madre y su mujer emigraron a Cataluña, mis primos se fueron a Australia, unos tíos se fueron a Francia, mis padres se quedaron aquí. Cada vez que venía la familia “catalana”, nosotros decíamos, ya vienen los “renegaos”, porque desde que venían hasta que se iban se pasaban todo el tiempo hablando mal de nosotros los andaluces y lo bien que estaban en Cataluña. Siempre lo mismo de lo mismo , las mismas creencias y juicios que tienen muchos sobre los que no son de su “terruño”. Siempre ese desprecio, esa falta de sensibilidad que les conduce a estar siempre juzgando y que nos lleva a sentirnos por encima de los demás. Eso experimentaba yo cuando venían los catalanes, nos veían por encima del hombro, siempre el mismo rollo. Así que nunca fui hasta que conocí en un programa la montaña sagrada, al menos así la vi. Ella me eclipsó y fue la causa de mi viaje, no otro.
Llevo en el Trabajo un año , ahora estoy trabajando el repaso de los Eventos, leyendo sobre las creencias y juicios y veo en muchos textos que escriben sobre el “problema catalán” muchas creencias y juicios. . El leer que mi aportación es “imperialista” me ha dejado perpleja . Y el constatar los mismos prejuicios de siempre hacia los andaluces: que si somos salerosos, que si los palmeros del reino. Y ¿tan terrible es sentirse español? A mí me da lo mismo lo que los catalanes quieran hablar, si quieren hablar sólo catalán allá ellos, es una forma de encerrarse en sí mismos. Es más lógico y práctico para ellos que aprendan las dos lenguas, así tendrán otra lengua para comunicarse con los españoles, como ellos dicen. El resto no vamos a tener problemas, yo usaré mi lengua para hablar cuando vaya a Cataluña y si no el lenguaje gesticular que se me da muy bien. He viajado mucho y los gestos me han servido para comunicarme. El hablar del bilingüismo , no ha sido desde ningún lado imperialista, sino como algo lógico y más que nada práctico para quien vive ahí , sobre todo cuando se está rodeado de otras comunidades donde no se habla catalán. Las lenguas son un buen vehículo de unión, de comunicación, de crecimiento. Es la razón para aprenderlas. He vivido en Bélgica y sé cómo se usa la lengua ,como espada y como limitación. Tengo una amiga flamenca que sabiendo francés ,cuando se comunica conmigo y le hablo en francés su rechazo es absoluto, ¡no, no , en español! Tuve que dejar de ir a comer a restaurantes flamencos porque no ponían la carta en francés, y no me hablaban en esa lengua aún sabiéndola. Podría citar miles de ejemplos . Para mí esto es la guerra y no conduce a nada.
Otro problema para Cataluña : mucha gente no quiere ni compra productos catalanes . Yo conozco gente que no compran productos catalanes. No es mi caso, aunque sí hubo una época en la que lo defendía; de hecho acabo de comprarme una bici vasca. El otro día estaba con unas conocidas que decían que no compraban tal marca porque era catalana, yo intervine y dije que estaban equivocadas, que es una guerra que no conduce más que a la desunión.
Por último , un pueblo que habla dos lenguas , que es bilingüe, es una riqueza, así lo veo yo, y ¡qué envidia! Cuando he estado con catalanes y hablan sin darse cuenta en catalán, luego en castellano, en catalán, y así, lo que yo experimento es un sentimiento de reconocimiento y de valoración por tener esa capacidad de aprendizaje y esa herramienta que le permitirá aprender fácilmente otras lenguas.