#2188
Jordi Sapés de Lema
Superadministrador

Se quiera o no, las elecciones convocadas a través del artículo 155 se han de leer por bloques. En Cataluña se pueden diferenciar tres bloques: los independentistas, formados por la lista del President Puigdemont, Esquerra Republica y la CUP; los unionistas, formados por Ciudadanos y el Partido Popular y los no saben/no contestan en el que podemos meter el Partir Socialista de Catalunya y Podemos. Para vuestra información el PSC apoya el 155 con la boca pequeña al tiempo que intenta descolgarse de esta estrategia de represión.

El artículo 155 disolvió ilegalmente el Parlamento catalán y destituyó el Govern por real decreto, nunca mejor dicho. La estricta lógica democrática aconsejaba no participar en unas elecciones ilegales pero esto hubiera significado entregar el país al inmovilismo del PP, así que el bloque independentista aceptó participar teniendo a sus principales líderes encarcelados o en el exilio.

En el estado español se puede defender políticamente la independencia, se puede plantear un programa que se comprometa a llevarla a término en 18 meses; y además se puede ser elegido por el electorado con este programa; pero ponerlo en práctica está prohibido y te lleva la cárcel. Te lleva a la cárcel acusado nada menos que de rebelión, delito que tiene una pena equivalente al terrorismo: 30 años de cárcel.

No obstante, los líderes encarcelados no han sido condenados por este delito, están en la cárcel preventivamente, no sea que vuelvan a actuar de la forma violenta que justifica la acusación de rebelión. Los indicios que el juez aduce para retenerlos e impedirles participar en las elecciones se basan en la presunción de que se reunían con la finalidad de llevar a término lo que habían prometido hacer cuando fueron elegidos. Y la supuesta violencia se demuestra en las movilizaciones masivas que durante los últimos años se han llevado cabo en Cataluña con millones de personas pidiendo la independencia. Resulta que lo hacían de escondidas y con la intención de declarar la independencia.

Bien, pues en estas condiciones se han celebrado estas elecciones ilegales y el mensaje ha sido clarísimo porque si leemos los datos por bloques el resultado es sustancialmente el mismo que había antes de la aplicación del artículo 155:

2015 2017

independentismo 49,81% 48,26%
unionismo 27,57% 30,08%
ns/nc 22,62% 21,67%

La única novedad a destacar es que el Partido Popular ha desaparecido prácticamente del mapa y ha sido sustituido por Ciudadanos. Más que de un cambio en Cataluña podemos hablar del inicio de un movimiento que afectará a corto plazo al resto de España.

En cuanto a Cataluña, después de una participación del 82 por ciento, ya no se puede hablar de voto oculto; el resultado de todos los esfuerzos para movilizar un electorado que se abstenía tradicionalmente en las contiendas catalanas ha sido este escaso 3 por ciento que han ganado los unionistas. En términos absolutos los partidarios de la independencia suman 2 millones, los que se oponen a ella 1,3 millones y los indecisos 0,9 millones.

Olvidaros de esta cantinela constante del pueblo catalán dividido en bloques irreconciliables. Y no lo digo por este tercer sector indefinido sino porque, afortunadamente, las opiniones políticas contrarias conviven dentro de una estructura social que funciona perfectamente. Suponer lo contrario es como afirmar que los votantes del PP y del PSOE a nivel estatal se encuentran enfrentados y al borde de la guerra civil. En Cataluña ocurre simplemente que hay partidarios de la independencia y partidarios de mantenerse unidos a España. Y si un día se consigue hacer un referéndum en condiciones pues la opción que tenga la mayoría, si queréis cualificada, del 60 por ciento, decidirá por el conjunto de la población como sucede en todos los regímenes democráticos.

Digo que no hay bloques enfrentados a pesar de que una de las opciones está siendo penalmente acusada, perseguida y encarcelada y de que los resultados electorales no parecen estar frenando esta línea de conducta sino todo lo contrario. Tenéis que admitir que en estas condiciones es difícil no caer en la provocación, pero es la suerte que tienen los débiles.

No obstante donde sí hay enfrentamiento es en el interior de cada bloque: el PP y Ciudadanos compiten por ver quién es más intransigente con el nacionalismo y Puigdemont y Esquerra Republicana compiten por ver quién es más independentista. Así que las perspectivas de negociación para llegar a un acuerdo y solucionar el conflicto se alejan cada vez más.

Con lo fácil que sería.

Scroll al inicio