En Europa la justícia es real.
Y sí, son presos políticos
La verdad es que suelo estar en consonancia con todo lo que escribe Jordi sobre este asunto, aunque inexplicablemente sus textos vengan acompañados de silencios poco positivos ante un hecho que es una bomba de hidrógeno para la conciencia y para el espíritu. La onda expansiva de todo esto nos afectará a todos, no solo a los catalanes. Si no, mirad lo que está pasando en Murcia con el AVE. Tal vez no os lo muestren en Antena 3 o Telecinco, pero sí en medios digitales como Público o Ctxt.
El viernes recibí con mucha alegría la notícia de que Puigdemont no es acusado de rebelión ni de terrorismo por la justicia alemana. Era notorio y de sentido común que el movimiento no era violento, equipararlo a terrorismo era cuanto menos muy aventurado. Con la decisión alemana queda de relieve que se trata de un error judicial de bulto que probablemente atiende a otros factores emocionales más allá del estrictamente judicial.
Yo no he votado a Puigdemont, sino a la CUP. Pero la propia CUP quiere a Puigdemont porque es el president legítimo de Catalunya y no el que impone el Partido Popular.
Puigdemont era consciente de que en Alemania saldría airoso del asunto porque allí la separación de poderes es un hecho, no una frase bonita como aquí. Dijo que esto se podría ganar incluso en Francia. Bélgica y Escocia no hacen más que refrendar la decisión alemana impidiendo extraditar a Clara Ponsatí, Toni Comín y compañía. La verdad es que yo tampoco entiendo como no se marcharon todos.
Por otro lado, creo que hay pocas opciones de que extraditen a Puigdemont por malversación de fondos, sobre todo ante la incongruencia de que el propio gobierno nunca ha dado por válido el referéndum.
Con todo esto, se pone en amplio contexto la lacra que tenemos aquí: Un rebufo fascista inoperante políticamente que no tiene el menor interés ni la menor perícia en diplomacia, secundado por un jefe militar, el rey, que parece más preocupado por mantener su posición que por ayudar a los ciudadanos.
También estan secundados por el PSOE y por Ciudadanos, y por todos los medios españoles principales. Creo sinceramente que es bastante perjudicial en estos momentos seguir este asunto desde las notícias de Telecinco, Cuatro, La Sexta, Tve1, Antena 3… Estos medios son escultores de academia que moldean la opinión popular a placer del poder político dominante. En la práctica, paralizan nuestro pensamiento crítico. Ayer, la presentadora de las notícias de Antena 3 decía: «Puigdemont va a seguir en Alemania intentando desprestigiar a la justícia española».
¿Perdona? No bonita, la justícia española se está desprestigiando sola y esta reflexión que formulas no es ninguna noticia.
Tampoco es nada profesional como periodista el omnipresente Antonio García Ferreras de La Sexta, que entrevista al politólogo de Podemos Jorge Verstrynge para irlo cortando constantmente por decir verdades que a él le rechinan. Eso sí, en una cadena de lo más progre de la parrilla.
Después de meses de dar al independentismo por muerto y enterrado (da la impresión de que si pudieran cosían a tiros a todos los procesados) resulta que el problema no está muerto.
[b]¿Pero qué os pensábais? ¿Que esto se iba a solventar con represión pura y dura?
Se echa en falta tanto respeto por el otro…[/b]
Solo sé que la base social del independentismo va creciendo (en 10 años y gracias a la inoperante y zafia derecha española, ha pasado del 10 al 50 por ciento) y que para cuando se haga un referendum reconocido ampliamente Catalunya dirá que adiós.
Tampoco olvidemos el telón de fondo. Tal como apunta Jordi y otros economistas y analistas como Santiago Niño Becerra o Luis Racionero, todo esto debe situarse en un contexto de crisis de los Estados Nación, que poco a poco van dejando de ser prácticos para los problemas de la gente y para la naturaleza de las propias regiones, e irán dando paso a gobiernos más regionales y más sencillos de gestionar (un poco como en Islandia, que enseguida cazaron a los responsables de la crisis y los inhabilitaron al momento de sus cargos).
[b]La Europa de las regiones es imparable.
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