#1934
Pilar Maria
Participante

Yo tengo amigos en todos los bandos: desde los que dicen que mucho ruido y pocas nueces hasta los que están encantados con las nuevas olas de autenticidad que pueden hacer temblar a la curia vaticana. Lo único que tienen en común ambos bandos es una sola cosa: este Papa si sigue hablando acabará muerto. Supongo que a Francisco le da miedo la muerte como a cualquier otra persona, Jesús mismo el pobre se cagó de miedo al vislumbrar el desenlace; pero lo que admiro profundamente del uno y del otro es que no apagaron su voz pese al miedo. Me resultan curiosos muchos de los pasos que estoy conociendo tras las bambalinas y que Francisco está dando pero que poca gente sabe. Hace poco me enteré que una de mis superioras del convento había sido llamada a Roma, es una de esas monjas progres que no se sentía monja, ella quería ser sacerdote, como yo. Tuvimos muchas discusiones animadas en nuestros tiempos por buscar a más monjas que reivindicaran un papel más activo de las mujeres dentro de la Iglesia, pero el papa de entonces no era muy proclive a abrir el debate. No sé por qué sospecho que Nieves precisamente ha sido llamada a Roma para un capítulo general en el que seguramente hará sonar su voz como lo ha hecho desde hace más de 3 décadas. Es uno de los cambios que más me gustaría vivir dentro de la Iglesia. Pero los pasos de Francisco hacia los más pobres en todos los sentidos en los que uno puede ser pobre me emocionan. Hace poco fui a una conferencia que se daba sobre la eucaristía y pusieron las palabras que sobre el sacramento dijeron los anteriores papas, al llegar a las palabras de Francisco tuve que echarme a llorar: quien se acerca a la eucaristía no es porque sea mejor que los demás sino porque se reconoce «pecador» (desorientado) y busca la ayuda de Jesús echo carne». Por eso tiene sentido cuando decimos: «no soy digna de que entres en mi casa», no soy digna como persona desorientada y en el personaje para que entres en el templo de mi cuerpo y de mi alma, «pero una palabra tuya bastará para sanarme» una palabra que digas por mi me sanará y aliviará en mi desorientación. Y Jesús siempre está dispuesto a esa palabra porque es puro amor. No puedo decir nada más, a mí este papa me tiene enamorada, porque veo a Jesús en él.

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