Todos los personajes, excepto la pareja y el niño, símbolos de inocencia, entrega y simplicidad, se mueven en el escepticismo, la creencia, la astucia, la malicia, y la credulidad. La muerte se llevará estas vidas absurdas, de experiencias pasajeras secas de sentimiento y sentido, de las que sólo perciben el vacío y la sinrazón. Cuando el caballero en el encuentro con la familia entiende lo que es el amor en la amistad, dice que se llevará este recuerdo a donde vaya. Se ha sentido tocado, pero no es consciente de que él tiene la capacidad de amar, y la puede actuar. Con sólo los instrumentos del intelecto y la memoria, no puede permitirse otra cosa que acumular experiencias sin poder sentirse protagonista de ellas. Tiene la oportunidad cuando reencuentra a su mujer. Ella lo mira profundamente y lo siente cercano como cuando eran jóvenes, pero él le contesta que ya no siente nada, que aquello ya pasó. Es cierto, puede ser que ella se agarrara al pasado para recobrar el amor que sentía por él. Si es así, es otra forma carente de vida. Por eso la muerte también se la lleva.
Es una película que nos enseña actitudes que conllevan vida –la pareja y el niño- bañadas por la luz, y otras-el resto de personajes- portadoras de muerte, encadenadas en oscuridad.
La reflexión para mí es que el Séptimo Sello, es una versión dinámica de las actitudes que favorecen la manifestación del potencial y las que lo matan.