Esta película me ha impresionado bastante por muchos motivos, me encanta la textura de la fotografía, algunas escenas son deliciosas y terribles a la vez, pero hubo una frase que resonó mucho en mi interior porque en el pasado fue una frase que pasó por mi mente alguna que otra vez. Hay un momento en la película que el caballero espeta: «la fe es un grave sufrimiento, es como amar a alguien que está fuera, en las tinieblas, y que no se presenta por mucho que se le llame». Hubo un tiempo que el sentimiento más hondo que tuve fue el de indefensión total, soledad absoluta, que si desapareciera nadie percibiría mi ausencia…como si existir o no diese absolutamente igual. En esos momentos siempre gritaba a lo Superior, necesitaba asistencia para entender una simple cosa «la necesidad de la vida». Y como Dios no da puntada sin hilo pocas semanas después de visionar esta película reflexionaba mucho sobre la muerte y la vida a causa de varias muertes cercanas. Y es ahora que me doy cuenta que siempre se intenta buscar un significado a la vida olvidando el significante: vivir. Nunca he visto más necesidad de vivir que en estos momentos, vivir todo: un nacimiento, un día gris lleno de lluvia, la enfermedad de un amigo, la realización de un proyecto, un bello viaje…una despedida de un ser querido. Vivir como único objetivo, en este momento, en esta materia, vivir conscientemente la vida, no pasar por ella, tomarla. Quizás es el único objetivo con el que se viene a este mundo: ser conscientes de la vida, de forma que cuando la muerte venga a jugar al ajedrez con nosotros no temamos su jaque mate porque nuestro plato de sopa ya ha sido del todo apurado.
