En mi opinión su mujer siempre ha estado ahí, y se recupera a través de la situación que se le plantea con el nuevo hombre que tiene al lado; en este sentido me parece muy significativa la explicación que da a su infidelidad: “éramos desgraciados”, es decir, no que la relación fuera mal sino que toda su vida era una desgracia. Tras el incidente, la manera en la que se sincera con su amiga, se supone, acerca de cómo se derrumba el mundo que tenían montado ante la incapacidad de Henry de seguir representando su papel es también muy elocuente, así como el consejo que recibe: si dejas de actuar, será el fin.
Respecto a la niña, hay una costumbre en el cine americano de mostrar a los niños más espabilados que los padres, lo cual, como dice Jordi, acaba dándole un toque fantástico (por irreal) involuntario a la película.
Me gustaría destacar el arquetipo al que representa Bradley en el proceso de crecimiento que vive Henry tras el “reset” que padece. A mi parecer simboliza el impulso vital primigenio, que da pie después a una realización emocional, con la familia, que le permite asentar su crecimiento intelectual, simbolizado en el aprendizaje de la lectura con su hija. Recordad que el primer esbozo de sonrisa, acompañado de un suspiro de algo que parece alegría, se lo arranca Bradley.
