La escena que viene a continuación es clave: un desconocido se demuestra capaz de leer el subconsciente del príncipe como un libro abierto. Y percibe la frustración que siente despues de tantos esfuerzos que han resultado inútiles: ve que se siente totalmente vacío. Así reconocemos nosotros a la gente que se acerca al Trabajo en condiciones de aprovecharlo: personas socialmente maduras que se sienten vacías y están buscando algo real.
Después de haberle sorprendido, el desconocido le hace evidente al príncipe la inutilidad de perseguir la conciencia a través de las ideas. Y además le denuncia por su intención reactiva de quererle interrogar. Esta foto de su personaje consigue transmitir esta evidencia y las excusas del príncipe surgen del fondo, de la comprensión real que no se puede traducir en pensamientos.
Y en este estado de conciencia despierto, el maestro reconoce al alumno y le da la clave del Trabajo espiritual: se ha de subordinar a lo Superior en lugar de querer utilizarlo para su crecimiento personal. Ha de dimitir de su pretensión de dirigir su Trabajo y aceptar la disciplina de alguien que está en otro nivel de conciencia.
Gurdjieff no está todavía preparado.