El tipo de vida que llevaba Dersu en el bosque, le obligaba a estar despierto, es decir, observar directamente sin la mediatización del pensamiento, y a actualizar las capacidades esenciales según las necesidades. O estaba despierto, o de lo contrario sucumbiría a la fuerza de los elementos. Era auténtico: la inteligencia, la bondad y la fuerza se expresaban constantemente en Dersu. Su experiencia la juzgaba dualmente como buena o mala gente, pero ello suponía para él, los que estaban en lo auténtico y los que no.
Su pérdida de visión le redujo a una vida urbana y cómoda, en la que todo estaba hecho. Se sentía muerto en vida, y por eso creo, que eligió morir sintiéndose vivo.
Curiosamente nuestro bosque está en la civilización, en la que aún queda mucho por hacer.