Los efectos del Trabajo en la vida cotidiana

Me pide mi querido Carlos que escriba algo para publicarlo en el boletín de ADCA, sobre mi charla en un Aula Magna. Ahí va:

Recuerdo que me gustó la sensación con la que me quedé cuando terminé, la sensación de haber compartido con el grupo, lo mejor de tener, sin duda es poder compartir. Es algo difícil de explicar, pero muy fácil de experimentar. Una comparte con los compañeros las victorias, y también claro, aquello que parecen derrotas, y simplemente se siente parte de algo, y siente que aporta algo al grupo y esto es agradable, gusta. 

Ya lo dice Jordi que “esto es una guerra encarnizada con el personaje” y como en toda guerra hay batallas que se ganan, y otras que se pierden, pero las que se pierden, no son tan derrotas como parecen… ya que, por suerte en la vida hay cosas que parece que se repiten una y otra vez. Yo creo que se repiten hasta que ganas esa batalla, cada derrotilla en las situaciones cotidianas te ayuda a ver cuál ha sido el fallo, y llega un momento, si no te rindes, en que ganas esa batalla y avanzas en la conquista de tu Ser. A mi esto me pasaba cada año, en las vacaciones familiares, jolín me dormía del todo, allí en la casa del pueblo con mis padres, con las cuñadas, con los sobrinos, cada año me enfrentaba a esas vacaciones familiares con el firme propósito de vivirlas despierta,  de no acabar agotada cada día, de poner límites a quien tuviera que hacerlo, de implementar esto y lo otro para que la convivencia entre todos fuera más llevadera… y a los dos días de estar allí me había dormido completamente,   a los dos días de estar allí andaba poniendo verde a mis cuñadas por como actuaban, me enfadaba mucho de que mis sobrinos dejasen todo tirado, y volvía a Madrid, con la sensación de fracaso absoluto. Gracias a Dios, las vacaciones familiares se repetían cada año, y yo cada año iba despertando un poco más que el anterior. Hasta que llegó un año, en el que las vacaciones fueron hasta agradables, llegó un año en el que mis sobrinos colaboraban, mis cuñadas eran las mismas, pero oye ya no me molestaba tanto su actitud, porque ya era capaz de ver que lo hacían, lo hacían desde donde estaban y no como un agravio hacia mi… después de muchas batallas perdidas en la casa del pueblo, llegó un año en que gané la guerra,  desperté y me relacione con mi familia despierta, y puse limite sin echar broncas, y propuse soluciones sin tratar de imponer mi opinión… 

También recuerdo que había momentos en los que hablaba, pero parecía que las palabras salían solas, sí, yo había preparado un guion, pero había partes que no estaban muy concretadas, y parecía que alguien o algo hablaba por mí, me inspiraba de alguna manera. Esto también es maravilloso de experimentar… 

Mi Aula Magna, me sirvió para ver cómo había empezado yo en el Trabajo, y donde estaba ahora. Era como verme en una escalera, en la que faltaban muchos escalones hacia arriba si… pero si miraba hacia abajo, había subido como a un séptimo piso, paso a paso, escalón a escalón, parando de vez en cuando en el rellano cuando me sentía cansada, o llamando a la puerta de algún vecino cuando necesité un vaso de agua. Había subido a séptimo piso parando de vez en cuando, y también pidiendo ayuda cuando lo necesité, pero ahí estaba en el séptimo piso, y no en el bajo. Ver esto fue estupendo… y sin engañarme, en esa escalera hacia arriba que es el Trabajo, veo que quedan mucho por subir si, pero ya mis piernas están entrenadas, ya sé que quizás tenga que sentarme de vez en cuando a descansar, pues descanso oye, que esto no es una carrera. Quizás tenga que llamar a algún vecino (tutor, o compañero) cuando necesite llenar la botella de agua, o una tirita para una ampolla del pié,  o lo mismo en algún momento le pido ayuda Al JEFE (yo le llamo Dios) a veces el de arriba, te permite coger el ascensor y subir de golpe dos o tres pisos… no siempre, pero cuando vé que tu has puesto todo de tu parte en la batalla, si ve que mereces ganarla te ayuda y te susurra al oído “yo estoy aquí, tranquila, no te rindas, sigue subiendo a tu ritmo”

Pilar Zarza Martín. Aula Magna expuesta el día 23 Marzo 2024

Imagen Pixabay

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