
No olvidemos que no podemos hacer sino en la medida que somos. El hacer es una expresión de mi conciencia de ser. Muchas personas que tienen problemas concretos con su ambiente, con sus circunstancias, están queriendo intensamente mejorar su modo de hacer, […] sin modificar la base de ese hacer, base constutuída por cómo la persona es capaz de vivirse a sí misma, en sí misma, por sí misma. Estos principios creativos del hacer podrían resumirse de este modo:
1º Nosotros somos lo que hemos desarrollado. Y desarrollamos justo lo que ejercitamos, y del modo como lo ejercitamos. Es decir que lo que hacemos hoy es lo que mañana seremos exactamente.
Hay que ver esto en su sentido exacto, preciso. Las cosas no vienen de un modo mágico. Las cosas vienen a través de un proceso de desarrollo, y éste no se produce por generación espontánea, sino que parte de nuestra realidad de ahora. Es lo que yo hago ahora lo que me capacita para hacer luego más y mejor. […] Y esto lo incluye todo, y en especial la felicidad. Si no aprendo a ejercitarme ahora a ser más feliz, sean cuales sean mis circunstancias, yo no puedo esperar que mañana sea más feliz. […]
2º He de establecer una relación positiva, potente, en relación conmigo mismo. […]
Esto cuesta de entender, porque estamos acostumbrados a oír que hemos de olvidarnos de nosotros mismos y pensar en los demás. Nosotros no podemos pensar de veras en los demás si no es a través de nosotros mismos. Sólo en la medida que yo vivo mi realidad, mi plenitud, un grado de realidad, un grado de plenitud, sólo este grado me capacita para estar atento y disponible para el otro. […]
3º Mi personalidad y mis circunstancias forman en sí, en total, una unidad, un solo campo con dos puntos focales: lo que yo llamo yo y lo que yo llamo no-yo.
Aprender a vivir de un modo activo y positivo es que yo viva cada circunstancia expresando lo que es mi naturaleza positiva. O sea que en ningún momento yo deje de vivir en el foco en que me vivo yo, para pasar al foco que llamo no-yo.
Por ejemplo, cuando estoy escuchando a una persona, se produce esta situación: Yo que escucho a la otra persona; yo, no-yo. Si estoy totalmente pendiente de la otra persona, me olvido de mí; entonces estoy pasivamente en manos de ella. Esto es negativo. Vivir de un modo activo y positivoquiere decir que yo mantenga en todo mometno la conciencia clara de mí. Yo, yo que estoy escuchando, yo que estoy entendiendo. Y, al mismo tiempo, estar abierto al otro. Este modo de escuchar es realmente positivo.
4º Cuando todo yo, y al decir todo yo me refiero a la conciencia de yo y de mi personalidad, a mi cuerpo, mi afectividad y mi mente, cuando todo yo estoy presente y en silencio expectante ante una situación determinada. Todo yo presente y en silencio –silencio quiere decir calma interior-, pero a la expectativa, porque estoy ante algo que requiere respuesta o acción.
Si yo puedo mantenerme en este estado, inmediatamente hace su aparición en mí un principio superior, principio superior de conocimiento o de acción -el principio superior de conocimiento es lo que conocemos con el nombre de intuición-. Y, si la situación lo que nos pide es acción, veremos cómo surge en nosotros un impulso a actuar. Es la acción espontánea, la acción creativa. […]
5º El último principio es que lo de dentro determina lo de fuera. Habitualmente lo que ocurre es lo contrario. Lo de fuera, las circunstancias, las situaciones, el ambiente, las estructuras, son lo que determina mi estado de conciencia, mi sentimiento de felicidad o infelicidad. Y de ahí surge toda la teoría de que lo único importante es modificar las estructuras, de tipo político, social, económico, etc.
Bien, Esto es así sólo cuando la persona vive pasivamente. Pero cuando la persona descubre, despierta a la autoconciencia, esta situación se invierte. Y entonces lo interior se convierte en causa de lo exterior. […]
Esto lo podemos ver también de otra manera. Cada uno de nosotros forma una unidad con toda la naturaleza y, a un nivel más restringido, con toda la humanidad. Nosotros somos un punto detrás de esa unidad. Así, cada vez que yo actúo en relación con la humanidad, o en relación con la naturaleza, mi acción provoca una reacción del resto, del mismo sentido que la acción. Este es un principio muy sencillo, pero, curiosamente, desconocido. […]
Y esto, tal como lo explicamos en su momento [Creatividad y plenitud de vida, cap. V], es porque hay una interrelación constante entre mi mente personal y la Mente Universal. Mi mente personal no es más que un foco individualizado dentro de esta Conciencia Universal.
Antonio Blay Fontcuberta. “Creatividad y plenitud de vida”. Editorial Iberia. 1977.
Imagen: Pexels.
