
Pregunta: Cada persona tiene un nivel de desarrollo y es evidente que los hay de muchos grados; yo creo que el problema está en la relación que han de mantener las personas que se encuentran en distintos grados. Entonces, parece que la de más alto grado no podrá entenderse con la que está menos desarrollada ¿no es cierto?
Blay: Es al revés. El de más alto grado entenderá siempre al de menor grado. Pero el de menor grado no entenderá al otro si éste habla desde su mayor grado. Una comunicación debe establecerse siempre al nivel común.
Pregunta: Pero esto no es posible porque el de nivel superior siempre tendrá que ceder…
Blay: Ese ceder no es ningún sacrificio.
Pregunta: ¿No puede ser éste el caso de que algunas veces no se entiende al señor Blay, porque habla a una altura que sobrepasa el nivel de los que aquí estamos?
Blay: Si ocurre esto, yo diría que el problema está en que vuestra intervención con la intención de aclarar las cosas es insuficiente, porque mi finalidad no solamente es deciros lo que podéis entender, sino tratar que podáis abarcar algo más.
Pregunta: Creo que el problema consiste que estaríamos interrumpiéndote continuamente. Y no te interrumpimos porque lo que uno no entiende en un momento dado, piensa que lo entenderá más adelante…
Blay: Pues debéis preguntar, participar. Mira, a mí me sería muy fácil hablar de lo que ya conocéis; y en el lenguaje que ya conocéis. Pero mi función está en tratar de estiraros un poquito más hacia arriba, de empujaros hacia otro nivel. Porque eso de decir lo que ya sabemos todos y luego salir tan contentos y satisfechos, me parece una tontería. Aquí hacemos un esfuerzo conjuntamente. Pero este esfuerzo requiere la colaboración activa de todos; y es normal que se formulen preguntas ya que es difícil que se entienda bien todo lo que hablamos aquí.
Pregunta: Yo no me atrevo a preguntar porque pienso que entiendo menos que la mayoría…
Blay: ¡Déjate de la mayoría! Cada uno es cada uno…
Pregunta: Pero es que yo me veo muy por debajo de los demás, y pienso que no estamos aquí para mí…
Blay: Estamos aquí para cada uno de vosotros.
Pregunta: Yo creo que lo que se teme es no saber formular la pregunta.
Blay: Pues haciéndolo se aprende ¿Por qué os preocupa tanto quedar bien o mal? Piensa que yo estoy poniendo toda mi alma para que podáis aprovechar al máximo. Entonces, cada vez que uno de esos miedos, o criterios negativos, os impide participar, es una lástima porque es un tiempo y un esfuerzo que no se aprovechan debidamente.
Antonio Blay Fontcuberta. “La Realidad. Curso de Profundización y Diálogos”. Editorial Indigo. 1994.
