Espiritualidad y policía

La policía debemos hacernos responsables de nuestros actos. 

Son momentos convulsos. A los problemas habituales de conflictos de convivencia, drogas, robos, violencia, explotación sexual, etc., se suman constantes manifestaciones que denuncian la corrupción y gestión de los gobiernos y el malestar que generan los sueldos bajos, o la falta de trabajo. En la calle es evidente el aumento de la pobreza y hay estudios que indican que esta pobreza repercute en el número de suicidios y en el aumento de personas con enfermedades mentales. A esto se añaden los problemas internacionales de guerras, terrorismo y victimas desplazadas de los conflictos, problemas que nos tocan cada vez más de cerca.

Tenemos que valorar qué parte de responsabilidad tiene en todo ello la institución policial y las personas que trabajamos en ella. En la historia reciente, estructuras poco democráticas y con fines egoístas se han servido de la policía para mantenerse en el poder y han sido protagonistas de abusos de autoridad y excesos en el uso de la fuerza. Estos hechos permanecen en el recuerdo de muchas personas y se asocian a emociones de rechazo que a veces generan una aversión hacia nosotros. Debemos aceptarlo como un hecho que está ahí, lo cual no nos exime de la responsabilidad de nuestros propios actos y de la obligación de no reaccionar de la misma manera.    

No obstante, la ley nos obliga a desahuciar a personas sin recursos por mandato judicial; y a  desalojar a gente que está reivindicando mejoras sociales. Hacemos cosas que van en contra de la moral objetiva y del bien común; y estos actos alimentan este rechazo histórico previo. A mi parecer, ser consciente de ello y decirlo abiertamente aporta claridad al asunto.

Nosotros mismos, como policías, tenemos motivos para estar descontentos, agobiados, y desesperanzados; pero dejarnos llevar por eso, lo único que favorece es a que la situación actual se mantenga. Debemos hacer el esfuerzo de vivir nuestra profesión de forma consciente y con una actitud positiva; porque esta actitud es  la precursora del cambio que ha de suceder tarde o temprano.

Yo entré de muy joven en la policía autonómica; movido por un ideal de ayuda al prójimo. Y he  trabajado en diferentes puestos, atrapado de entrada por el personaje. Pero el despertar se ha reflejado también en mi profesión a la que estoy intentando aportar este plus de calidad que da el hecho de estar presente. He mantenido contactos con altos cargos políticos y administrativos, he propuesto realizar unas jornadas poniendo en contacto a la policía con personas de distintos ámbitos sociales que se distinguen por una especial sensibilidad en el ámbito de la conciencia.  También he conseguido introducir el concepto de  autoconciencia en el código ético de la policía de Cataluña añadiéndolo a los valores tradicionales. Y  en la actualidad estoy preparando un curso destinado a desarrollar este concepto que, si se aprueba, se realizará en el marco del sindicato mayoritario del cuerpo. 

Espero que esta experiencia personal pueda servir de ejemplo a todo el que quiera dedicarse a difundir el valor del Trabajo en su propio ámbito laboral porque esta responsabilidad la compartimos todos.  

 

8 comentarios en “Espiritualidad y policía”

  1. Muchas gracias por tu artículo Jaume, desde luego que es de gran ayuda. Para mí es una reflexión honesta y profunda que ayuda a desmontar estereotipos, también a mí. Me alegro de conocerte personalmente y de poder escuchar tu estimulante y continuada actividad por promover el Trabajo. Siempre con nuevas ideas y actividades que construyen puentes allí donde no los había. Felicidades

  2. Muchas gracias, Jaume. Ya nos contarás más sobre el curso que vas a realizar de autoconciencia en tu medio profesional.
    Me parece que la policía maneja, como Autoridad Pública, mucho poder, que la Ley les concede. En el plano individual, manejar poder es muy bueno. Porque somos poderosos, y el poder nos permite hacer, un hacer que transforme y mejore. El problema surge cuando hay poder sin conciencia, de manera que se utilice de forma arbitraria, injusta, violenta, excesiva. Cosa que por desgracia se ve muchas veces y los humanos somos muy proclives a ello. Perdemos la conciencia de lo que somos, y por tanto actuamos, con el poder que tenemos, fuera de toda Ley. Nos pasa en cualquier parcela profesional donde haya el más mínimo poder para algo o con alguien. Si quieres, un día podríamos hablar de los sanitarios, entre los que me encuentro. De nuevo gracias.

  3. El trabajo que estás haciendo en tu ámbito laboral me parece muy necesario, pues estás contribuyendo a que tus compañeros tengan una manera más humana y consciente de entender la profesión. Al mismo tiempo, al verte hacer autocrítica y percibir esa humildad que transmites, nos ayuda a liberarnos de prejuicios que parte de la sociedad arrastramos hacia la policía. Todas las actuaciones que estás llevando a cabo son sin duda una excelente manera de reforzar el yo experiencia y llevar el Trabajo a la práctica cotidiana, que es de lo que se trata. Seguramente la experiencia te está resultando muy gratificante. Espero que continúes por ese camino que aporta luz a tu entorno. A quienes leemos tu artículo nos ayuda a reflexionar sobre la aplicación práctica del Trabajo que cada uno hacemos en los diferentes ámbitos de nuestra vida, entre ellos el laboral. Como dices, todos compartimos esa responsabilidad. Por eso, enhorabuena y gracias por compartirlo con nosotros, Jaume.

  4. Bueno Jaume me uno a las felicitaciones de los demás, me parece de suma importancia que cada uno dentro de su ámbito, laboral, familiar, personal… irradie lo que va experimentando en el Trabajo como una forma de poner su pequeño granito de arena en la evolución del ser humano como especie, todo un ejemplo de cómo convertirse en un “activista espiritual” mi más sincera enhorabuena.

  5. La policía…cuánto he gritado y con que ganas contra todas ellas (en el País Vasconavarro las tenemos de varios colores) en mis años mozos y no tan mozos. Sigo mirando con recelo a todos los cuerpos armados pero el Trabajo también me ha ayudado a situar mejor cada pieza de la sociedad y a verla con otros ojos. Soy consciente de que, en todos los ámbitos, hay que partir de lo que hay e ir transformándolo poco a poco. Labor de hormiguita en la que Jaume se ha metido a fondo. Muy bien!
    Por último, como documento que puede ser interesante, adjunto una entrevista que leí en Gara hace unos días:

    http://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/2016-03-25/hemeroteca_articles/para-gobernar-es-imprescindible-un-discurso-sobre-la-seguridad-y-la-izquierda-no-lo-tiene

  6. Quisiera hacer dos puntualizaciones a mi comentario. Por un lado, dije que el Trabajo me ha ayudado a entender el lugar de cada persona y cada institución en la sociedad. Quiero remarcar que dije, «me ha ayudado» porque no ha sido el único factor. La vida misma, si uno está lo suficientemente atento y es sincero y coherente con su camino, nos lo va enseñando (a la mayoría, es cierto que hay quien apenas evoluciona pero son los menos). Por otro lado, se puede hacer el Trabajo dentro de cualquier oficio o colectivo. Ahora bien, conviene tener muy claro a qué intereses responde cada institución, organización o grupo. Siendo policía, pongamos el caso, un día te puede llegar la orden (legal, claro está) de expulsar refugiados. Como tantos otros dilemas de esta vida, un asunto muy complicado…

  7. Bueno, siendo profesor de Instituto te puede llegar un plan de estudios en el que se suprima a filosofía, la educación para la ciudadanía y la música.
    Por desgracia nosotros tuvimos que soportar muchos años una falta de policía que nos obligaba a ir a buscar a nuestro hijo al Instituto para que no le dieran una paliza en el trayecto hasta casa.
    Ahora, cuando me cruzo con un mosso d’esquadra no siento miedo como lo estuve sintiendo hasta que llegó la democracia. Y mirando hacia el futuro, espero que los actuales ejércitos se vean sustituidos por una policía mundial.

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