Hay un proceso constante de creatividad no sólo en las cosas que se hacen o dicen, sino en cómo yo vivo y hago las cosas. La creatividad es vivir las cosas de un modo cada vez más nuevo. Aquí conviene recalcar que la creatividad no consiste en que yo busque cada vez soluciones diferentes para una misma situación. Lo que la creatividad exige es que aunque yo esté viviendo la misma situación desde hace tiempo, si yo estoy realmente centrado y despierto, la estaré viviendo cada vez de un modo totalmente nuevo, porque la situación es enteramente nueva.
Es una causa de mi memoria, de que yo estoy pendiente de mis archivos internos, por lo que yo estaré clasificando aquello como un duplicado de una imagen anterior. Pero cada vez que yo vivo una situación de un modo completo, yo cambio, yo crezco, y, por tanto, ante una situación que se repite, aunque la situación parece la misma, yo no soy el mismo respecto a ella, yo he cambiado, yo soy otro, yo me estoy viviendo a mí mismo de un modo enteramente nuevo; así, pues, el modo de vivir aquella situación será también nuevo. En eso podremos distinguir si estamos despiertos o dormidos; si, ante las cosas que hacemos cada día, sentimos que estamos haciendo lo de cada día, o bien tenemos conciencia de que en cada momento estamos viviendo una situación única. Cuanto más despierto esté, más tendré conciencia del carácter único de cada instante, más consciente estaré de que todo yo estoy creando aquello, viviendo aquello como una situación exclusiva. Viviré aquello con una plenitud interior, con una exclusividad interior, aunque sea lo mismo que yo he estado haciendo muchas veces, aunque las personas me digan las mismas cosas, aunque el panorama exterior de las circunstancias sea igual, aunque la situación parezca idéntica. Si yo estoy consciente, despierto, mi personalidad se está renovando a cada instante; yo no soy el mismo.
Vemos, por tanto, cómo este acto tan natural de realización a través del contacto humano es un medio maravilloso, extraordinario, de llegar a una realización profunda, sin la absoluta necesidad de aislarse del exterior para encontrar la realidad. La realidad es única, y por el hecho de que es única, todo, absolutamente todo cuanto existe, es expresión de esta realidad, está insertado en esta realidad. El problema estriba en que yo aprenda a vivir cada una de estas situaciones, tanto de relación exterior, como de aislamiento interior, o de elevación; que yo aprenda a vivirlas de un modo creador, de un modo total, de un modo nuevo. El problema estriba en que yo me duermo, en que yo me repito, en que doy vueltas, en que yo necesito. Lo más urgente para mí es el estar cada vez más despierto, ser cada vez más consciente, darme cuenta de que Realidad quiere decir lucidez total, toma de conciencia hasta el fondo.
Digo todo esto porque algunas personas, según el tipo de trabajo que realizan, llegan a experimentar ciertas resonancias, ciertos sentimientos o vivencias, y entonces creen ya que están trabajando mucho y tratan de mantener, de sostener, de repetir estas vivencias, estos estados.
Deberíamos tener la actitud de situarnos ante el trabajo como si se tratara de algo enteramente nuevo, como si no supiéramos nada de nada, como si nos situáramos ante el problema en sus comienzos, tratando de buscar, de descubrir la realidad, como si no hubiéramos hecho nada en ningún momento. Es necesario este esfuerzo de volver a empezar para evitar caer en condicionamientos, en hábitos, en rutinas. Trabajar para la Realización es un estarse despertando continuamente, y la realización es estar totalmente despiertos. Hemos de dar la bienvenida a todo aquello que nos despierta un poco más, e incluso hemos de favorecer, en lo que depende de nosotros, a todo aquello que nos despierta un poco más o un poco más profundamente, o también un poco más desde otro ángulo.
Texto extraído del libro Caminos de autorrealización. Tomo III. Editorial Cedel. 1983.
Bueno, como siempre las palabras de Blay resuenan en mí como esas cargas de profundidad que tiraban las fragatas de la segunda guerra mundial para hundir a esos submarinos que se ocultaban bajo los fondos marinos. Creo sería importante hacer un esfuerzo por hacer llegar el mensaje de Blay al mayor número de personas posibles porque realmente y sin haber tenido el placer de haberlo conocido, me parece algo extraordinario. Recalco lo siguiente; “Es una causa de mi memoria, de que yo estoy pendiente de mis archivos internos, por lo que yo estaré clasificando aquello como un duplicado de una imagen anterior”. Parece como en muchas personas que nos iniciamos en el Trabajo hay una tendencia subyacente a dormirse en esas imágenes mentales que señala Blay, cosa que por otro lado el personaje no pierde oportunidad de utilizarlas para su propia conveniencia egoica. Todos hemos visto como la llama de la novedad de un despertar esperanzador se va apagando para pasar a convertirse en una rémora de lo que pudo haber sido y no fue. Me gustaría que se tomara esto en consideración y se comentara porque a mi entender este momento del Trabajo es clave ya que puede convertirse en un somnífero más que alimente la mecanicidad y que haga relamerse al personaje en sus entrañas como una muesca más de su revolver particular, o el impulso definitivo que nos haga colocar el Trabajo interior en el primer escalafón de nuestra escala de valores particular. Me llama mucho la atención como mis hijos pueden ver su película de dibujos animados favorita con el mismo entusiasmo de la primera vez ¿Por qué no somos capaces de hacer lo mismo con nuestra demanda de Realidad?
La llamada de lo Superior es constante y permanente, es el sentido que tiene la existencia y es una oportunidad para todos los que nacen a ella. La tendencia a dormir se combate con la exigencia de vivir, si los que han sentido esta exigencia prefieren la comodidad del no esfuerzo y de la queja, allá ellos. Nosotros debemos acentuar la exigencia con nosotros mismos y no debemos consentir que el Trabajo se convierta en una ideología al servicio de posturas estéticas que no se traducen en nada práctico. Al que tiene demanda de Realidad no se le acaba la ilusión por vivir, ni en extensión ni en intensidad. Hay que procurar, sobre todo, hacer las cosas con intensidad. No debemos perder ni un minuto actuando para «cumplir el expediente».
Este artículo de Blay, me parece impresionante, tanto en el fondo como en la forma; cuando se publicó empecé a leer el principio, pero lo dejé para otro momento; hoy lo he retomado y me ha calado profundamente porque nos explica de forma sencilla y clara que es la realización y cómo podemos alcanzarla, que todo depende de nosotros y que lo único que vale es poner toda la carne en el asador, pero no a ratos, sino constantemente. Ahora entiendo porque se extraña Jordi de que no estemos despiertos más tiempo y sobre todo, teniendo en cuenta esta frase que dice Blay: “Trabajar para la Realización es un estarse despertando continuamente, y la realización es estar totalmente despiertos” la verdad es que al escribir estas palabras, se me pone la carne de gallina.
Este artículo me ha encantado de verdad, y no sé por qué me resuena al filósofo Heráclito cuando decía: «no puedes bañarte dos veces en el mismo río». Una situación que se repite nunca es la misma al igual que el río, e indudablemente el que se mete tampoco. Ese darnos cuenta de lo diferente de cada vez cuando estas despierto, con ansias de vida, es lo que hace que el momento sea único. Para mí desde luego es una pista si me duermo el tener la sensación de estar haciendo siempre lo mismo. Sin embargo en una vida que antes me hubiese resultado insoportable por programática descubro cada día algo nuevo, los ojos de novedad son los ojos de la mismísima ilusión de vivir, cada día que nos levantamos es un día en blanco…hay días que hago churretes en el papel, pero hay días que me harto de escribir.