
Y es que lo que era, de facto, una simple invitación a participar, sumar y compartir con algo personal y genuino, se convirtió de golpe en una especie de campo de batalla interno. Aparecieron las voces que juzgan, que exigen, que miden; todo ese ruido mental que se activa automáticamente. Y pude observar cómo opera el personaje cuando no soy Yo quien está ahí, presente.
Resulta que, cuando no estoy “en casa”, ese otro, entra sin pedir permiso y, de forma avasalladora, reorganiza mis prioridades, define cómo debo actuar, qué debo sentir, qué mostrar y qué esconder. Y lo hace con tal vehemencia que, sin darme cuenta, me acabo confundiendo con él.
Por suerte, también he podido comprobar que es posible regresar. Que cuando pongo atención, cuando decido habitarme y observar lo que pasa sin identificarme con todo ese ruido, algo cambia. Ahí entendí, o mejor dicho recordé, una de las claves del Trabajo de Antonio Blay que más me ha ayudado: la necesidad de recuperar el dominio de nuestra atención.
En esto, la práctica del diario y, sobre todo, los despertadores fueron, para mí, herramientas clave para empezar a experimentarlo con consistencia. Y con ellos fue surgiendo una pregunta fundamental: ¿quién soy yo cuando me percibo, cuando no estoy confundido con ese otro que tantas veces habla por mí?
No tengo una definición académica ni precisa de lo que es la Atención. Pero sí puedo decir que, cuando decido ejercitarla con intención, teniéndome presente, algo se ordena. Algo se aclara, se simplifica. No tanto fuera, sino dentro. Y desde ahí, se vuelve posible responder desde otro lugar, desde lo que realmente soy; y no reaccionar desde lo que creo ser o creo que debería ser.
Hacer de la atención un acto voluntario no es fácil, al menos para mí no lo es. Requiere constancia, mucha voluntad y una cierta humildad para reconocer cuántas veces me he dejado arrastrar por lo automático. Pero también creo que merece la pena todo el esfuerzo, porque no me cabe duda que es una de las claves más potentes que tenemos para salir del sueño, para volver a nosotros y empezar, de verdad, a habitarnos.
Héctor Bueno Bayarri. Socio de ADCA y alumno del Trabajo.
Imagen: Pixabay.
AULA MAGNA expuesta por Héctor Bueno el día 03/09/2022
Puedes verla aquí:

Me he sentido muy identificada con tus palabras…el personaje siempre está al acecho y si no prestamos atención nos habita, nos vive, mejor dicho nos desvive.
Gracias por tu comentario; Imma.