
Imagina que tu vida es una película…
Te sientas en una butaca de cine, la sala se oscurece, la película comienza… y te metes tanto en la historia que te olvidas de que solo eres el espectador. Te crees el actor principal del relato: sus problemas, alegrías, miedos, frustraciones… los sientes como tuyos. Eso, justamente, es vivir identificado: confundirte con el personaje que crees ser, en lugar de recordar quién realmente eres.
¿Y qué pasa cuando vives identificado con ese personaje?
1. Necesitas definirte y compararte todo el tiempo
Estás en modo: “soy inteligente, pero no tanto como los demás”, o “yo valgo porque soy productivo”. Tu valor se mide en función de etiquetas… ¡y de lo que ves en los demás!
2. El diálogo interno no para de castigarte
Esa vocecita mental no se calla: “¿por qué dije eso?”, “tendría que haber hecho otra cosa”, “otra vez metí la pata”. Es como vivir con un censor implacable dentro de tu cabeza las 24 horas del día.
3. Tus emociones suben y bajan como en una montaña rusa
Cuando todo va bien, te sientes genial. Pero si algo falla, te vienes abajo. Tu autoestima depende completamente de lo que pasa fuera.
4. Te aíslas sin querer
Aunque estés rodeado de gente, te sientes solo. ¿Por qué? Porque estás demasiado ocupado defendiéndote o protegiéndote de los demás, en lugar de interesarte y conectar con ellos.
5. Te vuelves dependiente y temeroso
Das, esperando recibir. Y cuando eso no pasa, aparece la frustración. Estás siempre intentando asegurarte afecto, reconocimiento o apoyo… y eso cansa…
6. Actúas en automático
Te enfadas, discutes… y luego ni sabes por qué. Es como si alguien más tomara el control. Vives “en modo reactivo”, no como tú realmente eres y deseas.
¿Qué es el despertar?
Despertar es darte cuenta de que no eres el personaje de la peli, sino quien está sentado viéndola. No es irte a meditar a la montaña ni escapar del mundo. Es ese clic interno que te hace volver a ti y estar presente aquí y ahora. Es recordar: “ah, claro, soy yo el que está viendo todo esto”.
¿Y qué pasa cuando despiertas?
1. Tu mente se calma
El runrún mental desaparece. De pronto, todo está más claro. Hay una paz que no viene de fuera, sino de dentro. No tienes que hacer nada para sentirla: ¡ya está ahí!
2. Ves la realidad tal como es
Ya no estás interpretando ni proyectando. Solo observas. Y, aunque las cosas no sean perfectas, te sientes más en paz. Incluso puedes disfrutar, a pesar de los problemas.
3. Vuelves a tomar el control
Ya no te quedas esperando a que “la vida te pase”. Eres tú quien actúa, quien crea, quien transforma. Te conviertes en protagonista real de tu existencia.
4. Dejas de necesitar definirte
No hace falta decir quién eres o cómo eres. Simplemente eres. No estás buscando validación porque ya no dependes de ninguna etiqueta.
5. Ganas libertad interior
No tienes miedo a perder cosas. No necesitas que los demás piensen bien de ti. Eres tú mismo, sin condiciones. Y eso no te lo puede quitar nadie.
6. Te conectas desde lo auténtico
Las relaciones ya no son una lucha de máscaras. Sientes una proximidad real con las personas. Es un encuentro desde lo más profundo de ti hacia lo más profundo del otro.
7. Nada externo define tu valor
Pueden venir enfermedades, pérdidas, errores… pero ya no te tumban por dentro. Sigues siendo tú. Desde esa solidez interna, incluso las dificultades se vuelven oportunidades para amar, crecer y despertar aún más.
En resumen…
Despertar es salir del piloto automático y abrir los ojos desde dentro. Es comprender, con una lucidez nueva, que no eres tus pensamientos, ni tus emociones, ni tus actos. Eres mucho más: eres quien piensa, quien siente y quien elige actuar. Eres la conciencia que observa, la presencia que habita detrás de todo lo que ocurre. Y aunque el viejo personaje vuelva a asomar, con sus miedos, sus hábitos, sus viejas historias, ahora sabes reconocerlo sin dejarte arrastrar porque has encontrado el camino de vuelta a casa.
Y entonces lo comprendes… en realidad, nunca estuviste dormido. Solo habías olvidado, por un momento, la verdad de quién eres.
Imanol Cueto Mendo. Presidente de ADCA. Resumen del Aula Magna titulada “¿Quién soy yo? y ¿Qué hago aquí?” expuesta el día 10 de Abril de 2021.
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Imagen: Pixabay

Un artículo muy claro y muy conciso para no olvidarnos del camino de vuelta a casa. Gracias, Imanol.
Gracias por el comentario.