Sobre el Seminario de Introducción al Trabajo de Antonio Blay

En enero de 2019 asistí a mi primer curso de presentación del Trabajo espiritual de Antonio Blay. No me dejó indiferente. La evidencia está en que emprendí la aventura.

A mediados de mayo de 2020 tuve la suerte de asistir de nuevo a este seminario y tampoco me dejó indiferente. Desde la primera sesión, escuchando las exposiciones y las respuestas a las preguntas que se hacían, pude constatar la diferencia entre la percepción de mi primer seminario y el segundo. La información me llegaba de forma diferente, la entendía diferente, había otra comprensión de las ideas porqué las había EXPERIMENTADO. Sobre todo, el concepto de las CAPACIDADES y de su ACTUALIZACIÓN. También entendí con claridad la diferencia entre IDENTIDAD e IDENTIFICACIÓN. Puede que hasta ahora no hubiera vivido de forma tan evidente esta IDENTIDAD.

Así que comprendí perfectamente por qué aconsejáis repetir el seminario. De hecho, en el primero sólo intuyes las ideas, en el segundo las comprendes. Y no sólo las charlas, también las lecturas: las palabras, las ideas iban resonando en mi interior y me experimentaba a mí misma en calma y feliz de estar en el Trabajo.

Volver a leer los módulos después de haber caminado un poco es muy interesante. Conectar la teoría con la práctica te hace constatar que, a medida que experimentas y haces práctica la teoría toma otra dimensión, más profunda, más sólida, como más verdadera. Es cómo ir diciéndote a ti misma: ¡Sí!, ¡Sí, es eso! Volver a leer sobre los DESPERTADORES, el DIARIO, el CENTRAMIENTO ha sido de gran riqueza. Ya lo incorporé en mi vida cuando empecé el Trabajo, pero releerlo lo refuerza y le daba mucho más sentido.

Despertaron en mi un especial interés los fragmentos donde se hablaba de la ATENCIÓN que tenemos puesta en el EXTERIOR, sólo para quedar bien. Este hecho también lo he comprendido con mayor amplitud: tanto el concepto como la esclavitud y el gasto de energía inútil que supone esperar algo totalmente imposible. Mejor poner la energía, la atención, la inteligencia, el interés y la voluntad en tomar conciencia de nuestra presencia. ¡Eso sí que da sentido!

Pero no solo están las palabras escritas o escuchadas, sino también como se exponen. ¡La forma importa! Sobre todo, por la sencillez y porqué se explicaban experiencias vividas en primera persona que me han impactado directamente. Por ejemplo, cuando se explica el acto del DESPERTAR como una cosa natural y fluida. En mis inicios imaginé que sería un acto sublime y que iría levitando por el mundo: ¡Qué equivocada estaba! Y es que es algo que no se puede explicar, se tiene que vivir para entender que un acto tan simple y sencillo, lo tiene todo.

También ha resonado en mi la referencia a vivir con ACTITUD POSITIVA y poner conciencia en el hecho de estar participando en algo que nos incluye y nos necesita.
A lo largo de los días en que he ido leyendo, escuchando y practicando, todo se ha ido aposentando, reposando, integrando…En definitiva enlazar las ideas con la propia experiencia ha hecho que fueran días de reflexión integrativa.

Y el CENTRAMIENTO ha sido como redescubrirlo. He vuelto a ponerlo en relevancia, lleno de sentido en su práctica: ir hacia atrás y encontrar solidez, seguridad, anclaje.
¿Recordáis la idea de Imanol sobre la máquina del gimnasio?, pues así estaba un poco yo con esta práctica. La ejecutaba, pero a lo mejor un poco mecánica. Releerlo me proporcionó ese punto de inflexión necesario para darle ese sentido existencial que tiene. Y aunque practicando me marcho a menudo por los cerros de Úbeda, he vuelto a recuperar la confianza de que llegaré a chocar contra esta pared, como dice Jordi.

Sólo me queda agradecer la oportunidad y sobre todo a animar a probar la experiencia. Porqué realmente el Trabajo es eso. Es experiencia sobre un millón de cosas que ya sabemos y hemos escuchado mil veces. Es la posibilidad de pasito a pasito hacer algunos “clics” que casi son imperceptibles, pero lo cambian todo.

Ahora que está tan de moda la neurociencia y el cómo aprendemos, he conectado con una idea pedagógica. Se expone que en las edades de educación infantil deberíamos incorporar un sexto sentido a los cinco que ya conocemos: vista, oído, gusto, olfato y tacto nos ayudan a conocer el mundo; el sexto sentido es la PROPICEPCIÓN y nos ayuda a comprenderlo.

No podría entender la aventura del Trabajo de Blay sin este sexto sentido, aunque ya hace tiempo que dejé educación infantil.

6 comentarios en “Sobre el Seminario de Introducción al Trabajo de Antonio Blay”

  1. En el camino espiritual, es substancial, darse cuenta, al experimentar quien soy.
    Soy esa identidad inmutable, y en permanente presente, detrás de la transitoriedad de las experiencias y sucesos que acontecen.

  2. Jordi Sapés de Lema

    Este Trabjo es experiencia. De hecho a nosotros nos maravilla que la gente se apunten después del primer curso porque lo más probable es que no hayan entendido gran cosa. Probablemente transmitimos una seguridad en lo que afirmamos que solo puede ser producto de la experiencia y la gente capta que no lo hemos leído en un libro. Pero por lo mismo recomendamos a todos los que se involucran en el Trabajo que repitan el curso de introducción: estamos seguros de que cada vez escuchan un curso distinto.
    Blay daba un curso, que llamaba de primeros, en el que siempre explicaba lo mismo y a continuación daba el llamado de segundos, en los que cada vez se tocaba un tema diferente. Pero nosotros no nos perdíamos el primero ni locos. A veces hacia broma y decía: » ¿cuanto tiempo lleváis escuchando lo mismo?, no le digáis a nadie que sois alumnos míos». Pero estaba contento de vernos allí. Y lo mismo nos sucede a nosotros, aunque sea un contacto virtual. Veros allí nos hace sentirnos útiles.

  3. Que diferente es la experiencia de tener pensamientos e ideas. Hablaré por mi; antes del Trabajo la dimensión de la vida quedaba mayormente en el pensamiento y aunque fué dificil encontrar un camino que me ayudara a diferenciar estas dos cosas, pude captar la diferencia porque notaba un alivio, una alegría, al escuchar a Blay, y percibir que mi desasosiego tenía coherencia, pues me mostró que la vida está más allá de estas ideas.
    El camino de Blay (que Adca ayuda a experimentar) es pura revolución y vida en este sentido.

  4. Por experiencia propia, hay una gran diferencia entre el primer curso de introducción donde uno va como un enamorado cualquiera a recoger a su prometido Antonio Blay; al segundo donde el enamoramiento da paso a una cierta madurez experimental, ni os digo el cuarto, quinto, sexto…

    Enhorabuena Ester porque en la redacción de este articulo has plasmado, sin lugar a dudas, esa actitud positiva que te llamó tanto la atención en el curso de introducción, contribuyendo de esta manera a hacer más visible este método de Trabajo espiritual.
    Gracias.

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