La alquimia del sueño

Como ya hemos comentado en algún otro artículo, un proceso inherente a cualquier trabajo de autorrealización que se precie de tal es el de la desidentificación personal, la constatación de que aquello que creías ser, y que hasta el momento te conducía por un camino con más de un bache, por fortuna no se corresponde con una realidad esencial más profunda, rica y fecunda que se va abriendo paso en nuestra conciencia.

Una de las consecuencias de esta desidentificación la encontramos en el hecho de que, al poder vivirte en otro nivel de conciencia, las vicisitudes experimentadas en el nivel anterior van tomando un cariz muy distinto, pasan de ser el factor determinante de tu vida a algo así como información que, en determinadas circunstancias, puede cumplir un determinado propósito.

Un ejemplo de este propósito lo podemos encontrar en el contacto que mantenemos con otras personas. Todas las incidencias que se vivieron dormido pueden ser útiles a la hora de tratar circunstancias ajenas, ya que reconoces situaciones que no te son desconocidas o constatas reacciones y vicisitudes que ubicas con facilidad.

Y observas que cuanto más terreno hayas recorrido por esos caminos más reconoces algunas de sus curvas, sus vericuetos, sus atajos y sus falsos atajos, de forma que puedes calibrar con mayor finura la respuesta a dar, porque conoces el origen, el destino, el camino a seguir, pero también la percepción que de ese camino se puede estar haciendo la persona en ese momento.

¿Es imprescindible ese proceso?, en absoluto. Como solemos decir en el Trabajo, en verdad hay dos canales para conocer la verdad, el discernimiento y el sufrimiento, y de lo que estoy hablando es fruto básicamente de éste último, pero puede llegar a ser muy gratificante poder, cual proceso alquímico, convertir el plomo que hemos cargado con nuestras tribulaciones en información que deviene metal precioso para otras personas, que lo que antes era motivo de sufrimiento, incluso de reproche personal en tanto estabas dormido, se convierte, tras tu travesía, en algo así como un regalo que puedes ofrecer a otras personas con una sonrisa.

Este aprovechamiento de vivencias pasadas para aportar un poco más de luz a nuestro entorno desde la perspectiva del Trabajo es algo que está, en verdad, a disposición de cualquier persona sea cual sea su entorno profesional o personal; y es importante observar que dar pasos en esta dirección, además de repercutir en su propia felicidad, deviene también un acto de responsabilidad, incluso de justicia. Os animo a comentar si alguna vez os habéis encontrado en alguna tesitura de este estilo, y vuestra experiencia con él.

 

7 comentarios en “La alquimia del sueño”

  1. Me parece muy afortunado el título del artículo, y la escoger la metáfora de la alquimia como proceso en que podemos convertir el «plomo» en «oro»; como ese proceso que vamos forjando en la medida que vamos despertando.

  2. Es algo que no había pensado nunca hasta hace exactamente tres días, donde me vi despierta en una situación similar a otra del pasado y pude comprender cómo lo que aprendí en estos años ha podido servir para que en esta nueva situación la persona receptora de mi respuesta recogiese la lucidez que antes no pude dar por hallarme inmersa en el personaje. De hecho era una situación tan similar que ver la respuesta tan distinta y desde la serenidad me ayudó a comprender lo que dices de las curvas…conocía esa curva muy bien, pero ahora tenía el volante bien sujeto en las manos, y no sólo me ayuda a mí en el camino, la persona implicada en esta situación despertó por un instante.

  3. Afortunado y sugerente el título del árticulo, pues ya aporta la idea de la transformación de lo denso a lo fluido. Hace no mucho tiempo que el tema del sufrimiento me hacía pensar mucho en el porqué de su existencia. Hoy en día me doy cuenta de que andamos tan dormidos que es una de las formas más rápidas que pueden llevar a despertar. Y el regalo,sí, es que cuando ves en el otro esas mismas formas de sufrimiento, y habiéndolas reconocido en ti mismo, aún con todos los vericuetos que suele haber en ellos, puedes reconocer también la situación tan clara, que la otra persona puede captar según esté dispuesta, algo o mucho de esa claridad.

  4. Yo siempre animo a mis alumnos a contarme los problema ocasionados por sus debilidades.Lo hago con la intención de aconsejarles y ahorrarles esfuerzos; porque rara vez me explican una debilidad que yo no haya tenido.

  5. Recuerdo un familiar cercano que siempre que coincidíamos en alguna comida o reunión su propia presencia hacia que mi estado de ánimo se alterase, hasta tal punto que lo que en un principio percibía como una oportunidad para pasarlo bien y disfrutar de la ocasión se convertía en todo lo contrario. Siempre me pregunte a que era debido esto hasta que descubrí que lo que veía en él era una proyección de asuntos míos no solucionados y viceversa porque la inquina era mutua. Con el Trabajo he ido observando como en mi interrelación con personas diferentes siempre hay alguna de ellas que me hace recordar esta escena, pero desde el despertar consigo percibir el fondo de la persona y desde aquí trasmutar las reacciones típicas del personaje, guerras y disputas mutuas, en un espacio común donde ambos compartimos la existencia sin mas

  6. Laura apunta algo tan sorprendente como transformador: el sufrimiento es algo así como el equivalente al: “despierta, despierta”, que nosotros mismo nos decimos cuando nos vemos en medio del sueño, porque desde la felicidad que somos muchas situaciones dormidos chirrían. Imanol plantea también algo muy relevante, lo exterior es una proyección de lo interior, y lo es en todos los sentidos, lo cual nos dibuja una percepción de la existencia muy distinta a la habitual, y además plenamente operativa, porque aumenta de forma considerable nuestra capacidad, y responsabilidad, de interacción con ella. Las posibilidades que nos plantean estos comentarios son muy sugestivas, y como dice Pilar, nos trascienden personalmente. Este foro está siendo muy rico en aportaciones, tan diversas como interesantes, os animo a enriquecerlo.

  7. Me identifico con los comentarios de los compañeros, de Pilar y el de Jordi me ha recordado el inicio en el Trabajo. Los primeros días me ceñía al ejercicio de los despertadores en sí, luego añadí los sucesos destacados del día y me encontré con resistencias. Saltaba una alarma que me frenaba lo que me obligaba a observar lo que ocurría. Los pensamientos eran del tipo: estás loca, cómo vas a contar eso, qué va a pensar de ti, te va a caer una bronca…con las respectivas molestias a nivel físico. Al observar lo más despierta que podía aquello se desvanecía; podía contar el suceso, mandar el diario no sin antes pensar: espera a que venga de vuelta! Y el diario venía de vuelta para mi sorpresa «dulcificado». Jordi estaba de vuelta.
    Saludos

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