El deseo (capítulo 7). La fe operativa

Curiosamente, hemos ido a parar a esta noción, que parece extraña (teniendo en cuenta de donde hemos partido), de la Fe. ¿Qué quiere decir Fe? Vemos en el Evangelio constantemente esta referencia a la Fe. «Si tuvierais fe…», «todo es posible a los que creen»… «¿tú crees que puedo curarte?»… (y entonces se produce la curación). Siempre aparece este condicionamiento a la fe. Pero, claro, muchos de nosotros tenemos la palabra fe asociada a cosas desagradables, o poco deseables, según hayan sido nuestras experiencias; y parece que todo el mundo anda un poco receloso con esta palabra fe.

Fe significa que en nosotros hay la intuición de una realidad, de una realidad invisible; y que intuimos que esta realidad invisible es el antecedente de la realidad visible, que todo lo que existe tiene su origen y su mantenimiento desde el lado que no vemos, que todo el soporte de todo lo que llamamos cosas reales, materiales, es un soporte precisamente que no se ve, que está en las fuerzas superiores, cuando uno tiene la intuición de que realmente lo que vemos en el mundo material son las condensaciones, las materializaciones, los productos terminales de otra cosa que existe…, o utilizando el lenguaje religioso, cuando vemos e intuimos que todo lo que existe, existe por la voluntad actual de Dios, que Dios es la causa que está haciendo que todo esté ahora existiendo, que esté funcionando de un modo y no de otro, cuando descubrimos que esa inteligencia superior, esa potencia superior, ese estado superior, es la causa, actual, constante, de todo lo que existe…, entonces, cuando a esta intuición yo puedo responder con toda mi voluntad, entonces tenemos la fe operativa, entonces tenemos la fe transformante.

Mientras yo sólo creo un poco o sólo intuyo un poco, esto es un comienzo de la fe, es el aspecto intelectual o intuitivo de la fe, pero esto no será Fe hasta que yo, todo yo, toda mi energía, toda mi conciencia de realidad de mí, se aplique a esto que intuyo, hasta que todo yo me comprometa en lo que veo, en lo que intuyo. Y sólo cuando hay este compromiso total, esta actualización de todo yo en relación con eso que intuyo, entonces eso se convierte en la Fe que hace milagros. Y los milagros que hace son un efecto inevitable. Inevitable porque estoy poniendo las únicas condiciones que hacen posible que lo que está en potencial se convierta en actual.

Siguiendo con el lenguaje religioso, Dios quiere la plenitud para todos, y no una plenitud allá arriba, sino la plenitud aquí abajo, porque Dios no es sólo el Dios del cielo, es el Dios del cielo y de la tierra. Y nuestra plenitud en la Tierra no está separada ni mucho menos reñida con la plenitud sobrenatural. Sólo existe una plenitud: Dios. Dios que se expresa con más o menos limitaciones a través de un nivel o a través de otro. Lo que hace funcionar una cosa es lo mismo que hace funcionar a la otra; es la misma realidad que se manifiesta a niveles distintos. Es nuestra mente la que pone unas separaciones: «esto es lo espiritual y esto es lo material», «eso es lo bueno y eso es lo malo». Mas, ¡todo es bueno! Y todo eso bueno está disponible para todos si tenemos la valentía, el coraje, de poderlo entender, aceptar y ser consecuentes con ello.

Esta es la verdadera fe operativa. No depende de una voluntad arbitraria de Dios. Dios no cambia de voluntad. Su voluntad está ya hecha y es la de la expresión completa. Ahora bien, esta expresión completa se manifiesta temporalmente según nuestra capacidad para darle paso, y esa es la única limitación aparente en la manifestación; pero no porque El pueda querer ahora más, ahora menos. O sea, que nuestro desarrollo y la expresión más perfecta de esa plenitud son dos caras de la misma cosa. Por lo tanto, en la medida que yo puedo intuir, intuir sinceramente, estar todo yo en la que intuyo y entonces aceptar eso que intuyo como verdad y como realidad…, aceptarlo, pero no como idea sino con toda mi voluntad, como un hecho ya actual puesto que veo que eso es así, y veo que lo que yo deseo ya está realizado, en el momento en que yo acepto aquello, está ya realizado en el plano de las causas. Y cuando está realizado personalmente en el plano de las causas, entonces se actualizará inevitablemente y rápidamente en el plano de los efectos. Pero pretender que se realice en el plano de los efectos sin que esté realizado por nosotros en el plano de las causas es absurdo, es imposible.

 

13 comentarios en “El deseo (capítulo 7). La fe operativa”

  1. Por una parte en la Biblia se nos dice bien clarito
    que hay que ser como niños para entrar en el cielo
    y una vez en oración no podemos dirigirnos con
    infantilismos esto también me lía bastante .
    Un saludo en este nuevo curso Esteban.

  2. Leo el texto (un clásico)y me ronda la misma pregunta de siempre: ¿cuantas personas tienen la capacidad de aplicar toda el amor, la energía y la inteligencia que somos a la intuición inicial? No me vale la respuesta habitual (todas). La historia (y nuestra propia experiencia)nos enseña que muy, muy pocas personas llegan a autorrealizarse. Las limitaciones que lo impiden son de gama amplísima y no las elegimos nosotrxs. A fin de cuentas, si siempre se hace la voluntad de Dios (y esta parece inclinarse porque solo una minoría logre la fe operativa), poco margen tenemos.
    La sensación que a menudo me ronda es que la vida es un intento constante, un tropezar, levantarse y volver a seguir. Eso lo sabían ya mis padres y mis abuelos sin haber leído a Blay… Entonces, ¿qué ventaja tenemos si nos comparamos con todo aquel que, a pesar de no tener vivencia espiritual (al menos consciente) afronta la vida con valentía, sinceridad y grandes ganas de vivir?

  3. Esteban, los niños no juegan como una forma de conseguir X cosas, juegan por el placer del juego en sí. A través de ese juego desarrollan curiosidad, deseo de aprender, capacidad de maravillarse.

    Los adultos encontramos el juego como algo infantil, precisamente porque ese deseo de aprender, capacidad de maravillarnos y entrar a las experiencias «virgenes» no lo hacemos.

    Personalmente, entiendo que el desarrollo de esas habilidades de los niños, es a lo que nos insta la palabra de Dios en la Biblia.

  4. La ventaja que tenemos es que Blay no enseña a detectar y eliminar los factores que nos impiden afrontar la vida con esta valentía, sinceridad y ganas de vivir. Y qué ademas nos lleva a preguntamos por el origen de la inteligencia, el amor y la energía que nos permiten actuar así.
    Lo que me planteo yo es la utilidad que tiene esta supuesta estadística que denuncia la baja incidencia de la autorrealización. Digo yo que para sacar conclusiones deberíamos preguntar exclusivamente a las personas que se lo han propuesto. Y, suponiendo que no lo hayan conseguido, deberíamos ver también si el intento les ha reportado algún beneficio. Claro que, según decía Antonio, el momento más propicio para autorrealizarse de da cuando la muerte física, porque ahí resulta más fácil soltarlo todo; y a estos no les podemos preguntar.
    Hace pocos días murió el obispo emérito de Granada, monseñor Buxarrais. Me acuerdo de una entrevista que le hicieron hace tiempo en La Vanguardia, en la que le preguntaron qué pasaría si cuando moría descubría que todo aquello en lo que creía era falso. Y él respondió que, de todas maneras, ésta continuaría siendo para él la mejor forma de vivir.

  5. Bien, realmente no sé si hay muchas personas autorrealizadas o no, lo que sí que creo poder decir, en base a la poca experiencia que tengo al respecto, es que las personas que logran contactar con su fondo y vivir desde su realidad no necesitan demostrar nada, quiero decir, que no llevan un sello en su frente que diga; “es que no os dais cuenta que estoy autorrealizado” y desde ahí es posible que incluso te los cruces por la calle y pasen absolutamente inadvertidos porque no tienen ningún afán de notoriedad, no necesitan demostrar nada a nadie. Otra cosa es que hables o contactes con ellos, momento en el cual sí que percibes que hay algo diferente y verdadero que llama la atención, que por otro lado, tal como dice Blay, no es más que la resonancia de la verdad existencial que ya existe en uno. A veces incluso sospecho que esta idea de que autorrealizarse es prácticamente imposible, o que solo está al alcance de unos pocos privilegiados, no es más que otra estrategia del personaje para sabotearnos y que claudiquemos antes de empezar. Cambiando de tema en este artículo de Blay creo que hay dos términos claves imprescindibles para que, esa fe operativa se manifieste en nuestra vida; uno es la intuición, que por lo que entiendo va un paso más allá de la razón y otro el remontarse al plano de las causas. Me parece que la forma habitual de funcionar es creer ideológicamente en un Dios que condiciona al que tiene creencia premiándole y castiga al dubitativo. Por otro lado lo que Blay nos quiere decir es que a través de la intuición, de que Dios es el origen y causa de todo lo que existe, volquemos toda lo que a día de hoy hemos actualizado del potencial de actuar, amar y ver en esa dirección y me parece importante recalcar; “sin reservarnos nada” y solo así a través de este salto en el que uno deja todo atrás se puede remontar a la fuente de la que todo surge y desde ahí expresar esto en el mundo externo, esto ya no es una creencia es una evidencia.

  6. Totalmente de acuerdo con lo que dice Imanol. Pero no se trata de volcar el Potencial hacia el origen sino de atender la realidad desde este origen. Claro, para ello has de tomar previamente conciencia del mismo y eso se adquiere practicando el centramiento.

  7. Respecto al texto de Pedro, magnífico por los interrogantes que plantea, apuntaría una idea respecto a su pregunta final: quizá una parte del problema surja del mismo enfoque con que se plantea, al proponer una comparación en términos de ventaja con los demás; como alternativa, a lo mejor nos es más provechoso comparar cómo estábamos cuando empezamos a hacer este Trabajo y cómo estamos ahora a nivel de autorrealización. Siguiendo en esta línea, surge algo que puede hacer alguna aportación respecto a las inquietudes que se manifiestan al inicio del su texto, ya que el peso de la cuestión se podría reorientar en otra dirección: saber cuál es el grado de desarrollo al que hemos llegado, y de qué forma podemos dar el paso siguiente, estando en plena disposición de seguir avanzando en este camino.

  8. Lo importante es saber adónde ir, en otras palabras: hacia dónde se va. Por eso Blay y la asociación ADCA proponen ¡una buena enseñanza!
    Entiendo que la ascensión al origen y a los niveles causales es una gracia de lo Superior. (Don, Gracia de Dios)
    A esto creo que se va llegando sin prisas, con la experiencia y la edad. Más como una consecuencia lógica, que como algo extraordinario.
    La mejor receta: procurar vivir siempre centrados, a pesar de las zozobras y vaivenes de la vida.

  9. Estoy de acuerdo tanto con Miquel Ricard como con Jordi Calm. Es cierto que la comparación hay que hacerla con uno mismo y que quien se adentre en el Trabajo comprobará que vive mejor que antes(de forma más consciente, con mayor calidad. También es cierto que el proceso es gradual y lento y que a veces se cumple aquello de «dos pasos adelante y uno hacia atrás».
    Escribí mi primer comentario en uno de mis días negros (no me refiero a días grises u oscuros). Pesaba sobre mi una constatación: solo en una ocasión he conseguido movilizar plenamente el amor, la inteligencia y la energía. Fue justo hace 10 años, después de haber leído Creatividad y plenitud de vida y teniendo que hacer frente a una situación que me agobiaba mucho.
    Luego ha habido otros vislumbres y pequeños empujones (y muchas batallas cotidianas ganadas), pero nada comparable a aquella experiencia. Por lo tanto, cuando hablaba de que es muy difícil poner en marcha la fe operativa no estaba haciendo una frase tópica sino aplicando la primera máxima del Trabajo: partir de la experiencia para tratar cualquier tema.

  10. me gusta cuando Blay utiliza términos y textos propios de la cultura espiritual de occidente, son mas cercanos que los orientales y aunque no esten nunca tan de moda como los éstos (por motivos obvios..) guardan ciertamente autentica sabiduria encriptada.
    Que hermoso, la fe:la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

  11. En la vida espiritual existe una tensión positiva entre la necesidad de no ir deprisa, y la de ir siempre adelante.
    Ir hacia adelante, significa para mí, ser capaz de mayor Verdad.
    En el Evangelio es la urgencia en optar por el Reino de los cielos.
    ¿Y por qué esta urgencia? podemos preguntarnos.
    Contesto personalmente:
    Porque tengo la convicción de que las cosas podían haber comenzado a cambiar hace mucho tiempo, para el bien de todos.

  12. Disculpad la insistencia:
    Antonio Blay utilizaba la expresión «vivir instalado en lo Superior». No sólo subir de vez en cuando.
    Así las personas de fe tendremos menos dificultades en las familias, los trabajos, la política, la sociedad …
    Permitidme una exageración sin ánimo de ofender a nadie:
    «Dios no es un señor muy bueno y amoroso, que se pasa la existencia unos cuantos metros por encima de nuestro chakra de la coronilla.»
    En fin, creo que me entendéis.
    Gracias por vuestra atención.

  13. Me parece un debate muy interesante, sobre todo cuando se habla de poner al servicio todo nuestro potencial a favor de eso que intuyo, y está bien expresado «intuyo». El caso es que, aparte de las estadísticas (me encantaría saber quién lleva estadísticas de autorrealizarse, ya hay estadísticas para todo) habla Pedro de una experiencia donde vio claramente esa utilización de todo su potencial en la triple vertiente y esto es lo que me parece más interesante porque entiendo que muchas veces esa «intuición» llega a ser certeza y aun así andamos dando tumbos. Y me pregunto si la Fe (independientemente de los calificativos) no tiene más que ver con el seguir en la brecha pase lo que pase, porque lo que más me llega del texto es precisamente que la expresión de eso que llamamos Superior se manifiesta, singularmente, según nuestra capacidad para darle paso. Así que la fe es quitarse el tapón para que pueda manifestarse lo Superior en nosotros, porque como dice Miquel, no es que unas veces Él quiera más o menos, quizás los que queremos más o menos seamos nosotros mismos y sea esto lo que cierra el tapón a una manifestación que sigue y sigue. Supongo que luego eso de autorrealizarse no sea más que un sentimiento de las primeras etapas del Trabajo, un sello de homologación que no necesitamos porque nos sea imposible vivir de espaldas a esta manifestación que hemos experimentado…y como si me dicen que ha sido fruto de tomarme un «tripi», es tan bestial la experiencia de sentir en el hoy y en el ahora esta realidad Superior que si resulta que cuando muero descubro que es una farsa juro que en cuanto baje de nuevo me lo vuelvo a tomar.

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