Trabajo, sociedad y entorno. Una visión operativa.

Al inicio del nuevo curso es interesante hablar un poco de para qué sirve lo que estudiamos; especialmente cuando el ministerio de Educación saca la Filosofía de los planes de estudio. La Filosofía era una asignatura que tenía por misión estimular la mente a base de generarnos preguntas; y en estos momentos esto se considera algo inconveniente. Incluso se prohíbe preguntar. 

Afortunadamente nosotros decidimos en su momento que hacernos preguntas era la mejor forma de progresar en nuestra vida: en lugar de considerar que lo que sucede es inadmisible nos preguntamos por qué está sucediendo; en vez de considerar injustas las situaciones nos preguntamos qué podemos hacer para mejorarlas; y en vez de sentirnos impotentes nos estamos movilizando en pro de una sociedad más respetuosa con las personas, capaz de alimentar su cuerpo y su alma. 

Claro, cuando leemos la palabra “sociedad” pensamos de inmediato en el paro, el terrorismo islámico, las listas de espera de la seguridad social, etc. y pensamos que todo esto está fuera de nuestro alcance y que ahí poco podemos hacer. Esto no es del todo cierto, pero la intención de este artículo es resaltar que todas estas cosas suceden también en las pequeñas sociedades en las que participamos: la familia, el trabajo, los amigos, etc. Y es ahí donde no tenemos ninguna cortapisa para aplicar el Trabajo espiritual.

El Trabajo espiritual lo es porque se hace desde el espíritu, no porque pertenezca exclusivamente al terreno del espíritu. Cuando queremos limitarlo a este terreno lo que pasa  es que nos montamos un súper personaje que se dedica a lanzar anatemas, supuestamente desde arriba, porque considera que la realidad no está a su altura. En estos casos es peor el remedio que la enfermedad, lo que hacemos es construir un yo ideal a prueba de disgustos y contrariedades, porque cuantas más dificultades encuentra en el exterior más se enroca en sí mismo y más perfecto se siente.

Por eso decimos que la clave de la evolución del ser humano está en al amor, no en el pensar. Si empezamos el Trabajo hablando de ideas es porque tenemos la cabeza llena de ideas que interfieren nuestra visión de la realidad y es preciso desmontarlas; pero no para sustituirlas por otras. Despertar es algo que se consigue poniendo la atención en nosotros, no pensando en nosotros; y para ver el personaje nos observarnos cuando estamos pensando, no cavilamos  sobre lo que estamos pensando. Así que debemos evitar utilizar las ideas del Trabajo para seguir juzgando a los demás, sobre todo, en familia: es especialmente nefasto utilizar el concepto de personaje como un arma para denunciar al otro. 

En cambio, el Trabajo nos alienta a mirar más al entorno con el objetivo de comprenderlo mejor y poder intervenir en su favor; sin esperar ninguna clase de contrapartida. Si tu entorno mejora con tu acción, ¿qué más contrapartidas necesitas? Si esta acción ha de generar una deuda, destrozarás de inmediato lo que acabas de arreglar. Así que el Trabajo nos resulta útil para no desperdiciar la existencia juzgando a los demás o pasándoles factura por nuestros desvelos. El Trabajo es una forma de vivir completamente distinta a la ordinaria, aunque mejor sería decir que es la forma de vivir, porque lo de costumbre, no es vida. Así que no es algo para hacer el martes y el jueves  de 7 a 9 de la tarde, es algo indispensable para estar viviendo todo el tiempo y con toda nuestra presencia.

Que os vaya bien el curso.             

 

4 comentarios en “Trabajo, sociedad y entorno. Una visión operativa.”

  1. Gracias Jordi, como siempre todos los temas tan esclarecedores para no estar en el sueño de conseguir premios. El trabajo va dando sus frutos y dejar la lucha o el infierno del automatismo es el mejor regalo, vivir el presente.

  2. Y a mi entender, una Filosofía que permita la transcendencia.
    Hace más de 30 años recuerdo que en los libros de texto de COU (curso de orientación universitaria), aparecían 4 ó 5 páginas dedicadas al personalismo cristiano.
    Creo que Emmanuel Mounier, de haber vivido en nuestros días, habría apreciado nuestro Trabajo espiritual. Y en general cualquier persona, no necesariamente cristiana, que esté contenta de vivir unos valores transcendentes. Y de llevarlos a la práctica en la cotidianidad.

  3. Una alumna me comentaba precisamente esto, ¿cómo construir una nueva realidad sin saber lo que otros indagaron sobre ella? Mª José, mi alumna, hablaba de la participación activa de la juventud en una realidad que, a priori, se les hace cuesta arriba. Todos la tildan de difícil, sin empleo, sin valorar a la persona, competitiva en exceso y cargada de falta de humanidad y valores. Cuando descubrió este año la filosofía se preguntaba cosas que la hacían cuestionarse la propia realidad que le estaban haciendo ver y en esas incursiones precisamente veía la riqueza de un pensamiento más elevado que da herramientas a la juventud para ser agentes de ese cambio que ella veía imprescindible. En palabras de mi alumna: «los jóvenes necesitamos que crean en nosotros, pero necesitamos las herramientas precisas para que nosotros lleguemos a creer en nosotros mismos». Manifestaba que la filosofía en esta etapa (tiene 17 años) para ella es fundamental porque precisaba de un espacio para pensar sobre el pensar, para afinar en la corrección de su pensamiento, en la expresión y corrección de sus palabras al expresarse, para encontrar un camino más allá de sí misma que a veces no encontraba en las catequesis o en el culto religioso. Por eso te agradezco Jordi este artículo y una referencia expresa a lo que está sucediendo en nuestro sistema educativo.

  4. Bueno soltar abrir la mano de vez en cuando para poder coger otra cosa esta bien, el tema es que me ha parecido ver con el Trabajo que es mas difícil soltar los conceptos que tengo agarrado con las neuronas que abrir la mano de vez en cuando.
    Así lo entiendo en cierta medida cuando Jordi dice que hay mas solución en funcionar desde el amor que desde la mente para seguir troceando la situación.
    De todas formas en alguna ocasión os comente que después de leer a Blay por mi cuenta durante años me parece que lo único que aumento fue mi capacidad de imaginación. Y no fue sino con un primer paso con el Trabajo que pude tener la experiencia de decir ¡uy ¡ si me es posible notarme vivo y ¿esto es estar despierto?.
    Un saludo y gracias al equipo.

    Esteban

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