Estamos tan acostumbrados a vivir dormidos que cuando experimentamos inicialmente el despertar tendemos a percibirlo como una especie de paréntesis, como si fuera una pequeña meditación de la que tenemos que salir para atender la realidad exterior que nos está presionando. Por eso es tan importante resaltar que lo genuino del despertar es precisamente la acción, por oposición a las reacciones mecánicas que el mecanismo del personaje tiene previstas para cada circunstancia.
Dormido, si me dicen “x” el personaje reacciona haciéndome sentir “y” y respondiendo “z”; si me dicen “&” el personaje reacciona haciéndome sentir “$” y respondiendo “@”; yo no pinto nada, lo que sucede fuera dispone lo que el mecanismo contestará. En cambio, despierto soy consciente de mi capacidad de ver, amar y hacer y utilizo estas capacidades para responder a la realidad que estoy viviendo en cada momento, decidiendo conscientemente, en primera persona, qué respuesta voy a dar.
Una de las sorpresas que acompañan el despertar es que desaparece la cavilación, la angustia y el agobio subliminales que nos acompañan cuando estamos dormidos. Pero este nuevo nivel de conciencia ha de enfrentar situaciones, personas o circunstancias que tradicionalmente se nos han resistido y que el personaje ha venido tratando como si fueran demonios familiares. Aparecen como tales: rasgos de nuestro temperamento, maneras de actuar de la gente de nuestro entorno, situaciones que ponen de manifiesto nuestra dificultad para manejarnos en ciertas áreas de la existencia, etc., cosas que cuestionan nuestra seguridad material y psicológica. Hasta ahora las hemos “resuelto” buscando la manera de culpar a alguien, pero esta estrategia ya no vale porque nos traslada automáticamente al nivel del sueño. Así que estamos obligados a prescindir de estos clichés que el mecanismo utiliza y tenemos que revisar, volver a ver, a mirar, de manera consciente, estas situaciones que se repiten, las circunstancias que nos alteran y las personas que nos resultan insufribles.
Lo primero que se nos ocurre es intentar considerarlas al revés: como pruebas que la providencia nos manda o como gente a la que tenemos que apreciar. Claro, no funciona: Dar por supuesto que una idea está equivocada no valida la idea contraria; de hecho, pensar al revés nos lleva a veces a una equivocación más grave. No tenemos más remedio que mirar con atención esta realidad que hemos venido eludiendo o rechazando, para ver cómo es realmente; y esto implica aceptar que no la conocemos. Parece mentira pero observad los clichés que nos presenta el personaje: están hechos de defectos, describen las cosas por lo que no son, lo que no tienen y lo que no hacen; y esto no es conocimiento. Por poner un ejemplo: un ordenador no es un aparato que no hace café; es un ejemplo muy tonto pero, a poco que observéis, veréis que las descripciones del mundo que hace el personaje son de este calibre.
Para mirarlo de nuevo, con el fin de ver cómo son realmente las cosas, va bien disponer de algún criterio. Y aquí recordamos dos perspectivas que se nos plantean reiteradamente: una es la perspectiva del Trabajo y otra la del Evangelio.
El Trabajo dice que todo lo que existe está hecho de energía, inteligencia y amor y que el ser humano tiene la capacidad de utilizar esta realidad de forma consciente. Por lo tanto cualquier ser humano es capacidad de ver, amar y hacer y lo es de una manera concreta, en función del potencial que ha actualizado y del modo cómo lo ha hecho. El Trabajo indica que el resultado de esta actualización es lo que llamamos yo experiencia o personalidad y sostiene que esta personalidad puede manifestarse con un desarrollo mayor o menor pero siempre positivo. Explica que lo negativo no es real, que es un invento de la mente producto de la comparación de lo real con el apriorismo de que debiera haber algo mejor. El personaje utiliza la negatividad para justificarse, devaluando lo que tiene alrededor y resaltando su supuesta superioridad, pero esta estrategia envenena la conciencia y nos presenta la realidad mucho peor de cómo es.
Sabiendo ambas cosas: que todo está hecho de inteligencia, amor y energía y que el personaje lo desvirtúa con sus prejuicios, lo que procede no es pensar bien acerca de cualquier cosa sino mirar las cosas y las personas con el propósito de ver de qué manera concreta y específica se están manifestando: Descubrir en ellos lo que son, las cualidades que tienen y los esfuerzos que hacen en lugar de juzgarlos por lo que no son, no tienen o no hacen. Es mirar, con interés, para ver la realidad en lugar de pensar mal de ella. Mirar es una acción, el interés es amor y el ver es comprensión, así que la comprensión llega al final. El punto de partida es la conciencia de la ignorancia y el deseo de integrar la realidad en la que estamos participando para experimentar el gozo de existir. Es algo activo que nace de nosotros, nada que ver con la reacción habitual del personaje: nosotros vamos al encuentro de la realidad en lugar de colocarnos a la defensiva a ver lo que nos llega.
El Evangelio señala lo mismo, todavía con mayor intensidad. Jesús se dedica de forma explícita y evidente a prestar atención y a comunicarse con todas aquellas personas que se ven rechazadas por la sociedad. Son rechazados porque la moral y la ideología de la época los excluye incluso del Templo, es decir, de la atención de lo Superior. En una palabra: porque son malos. Ahí es donde él incide y nos señala que estos son los ámbitos adecuados para actualizar el potencial: los leprosos, los paralíticos, las prostitutas, los recaudadores de impuestos, las fuerzas de ocupación, las adúlteras, los endemoniados, los enemigos, etc. No dice en ningún lugar que nos tengamos que relacionar con los buenos, dice que utilizar la ideología y la moral para rechazar a la gente es un pecado contra el Espíritu.
Dormidos la enseñanza del Evangelio suena a masoquismo; despiertos nos indica claramente el camino que tenemos por delante. El Trabajo no es un asunto individual a gestionar en la intimidad en busca de una supuesta trascendencia personal. No existe ninguna trascendencia personal; cada ser que sufre o es maltratado, empezando por el nuestro, constituye un reclamo de lo Superior que busca una respuesta. Y evangelizar no es otra cosa que hacer llegar a otros la experiencia de haber descubierto el sentido de la vida en esta respuesta.
Esto es lo que queremos comunicar y difundir en el Congreso de octubre.
No tengo palabras porque me viene muy bien este artículo este mes. Hay una persona concreta con la que la respuesta es un mecanismo reiterativo que no logro superar, directamente me duermo, desde hace mucho. Necesitaba un incentivo para poder seguir intentando despertar con esa persona en esas situaciones concretas donde tan anquilosado tengo el mecanismo que salta y salta de nuevo. Gracias Jordi.
Despertar y ver la realidad no significa ya está,!!! no hay nada mas que hacer. Eso es lo que creemos cuando estamos dormidos lo que va a conseguir el personaje. Gracias por recordarme que siempre todo es positivo pero hay que actualizar lo que somos cada dia en cada momento y las situaciones que nos molestan , no vividas coscientemente son las primeras que tenemos que atender por tenerlas sin mirarlas despiertos.
Muchas gracias por el artículo Jordi. A mí también me viene como anillo al dedo, pues sufro bloqueos y me duermo con ciertas personas y circunstancias. Con la acción de mirar despiertos renovamos nuestra visión del mundo, soltando definitivamente las viejas imágenes e ideas, y cimentando una perspectiva de la realidad sobre la base de nuestra esencia. Ahora entiendo por qué me preguntaste el sábado si había leído el artículo. Precisamente, por la tarde me senté un rato en el parque y vi a un niño, con una maravillosa sonrisa dibujada en su rostro, lanzarse al vacío de sus primeros pasos, y me dije: “¡eso es!”. Despertar es volver a parvulitos, desde la conciencia de que Somos, todos Somos Amor, Energía e Inteligencia. Miraré a esas personas y circunstancias que mencionaba al principio las veces que haga falta, hasta verlas de verdad. Por último, si me permites, ya que defines lo que es evangelizar, siento el deseo de expresar en alto la necesidad de evangelistas como tú, experimentados, auténticos y capaces de trasmitir. Eres un soplo de aire fresco frente a esa suerte de “amarillismo” espiritual que no acecha.
Muchas gracias por el artículo.
Me está ayudando mucho vivirme en este amor, energía e inteligencia que soy y ver que todo lo que me rodea es también pura expresión de este amor, energía e inteligencia.
Visto así, todo es positivo: yo y el exterior. Esta visión me ayuda a entender más a las personas y a acercarme más a ellas. Asimismo me libera de la culpa que el personaje quiere verter sobre mi mismo, porque veo que todo yo soy positivo.
Y esta visión deja entrever otra: que todo y todos somos expresión de lo mismo.
Pues sí, a veces caemos en el error de idealizar el propio despertar pensando que ya está todo solucionado, ya he cumplido… y que va… en el momento en el que despierto es cuando precisamente comienza el Trabajo de verdad, ahora toca mirar con interés para ver la realidad, tal como dice el artículo. Es curioso como en ciertos ambientes espirituales se vende la idea de que es el Ser el que nos pone las dificultades en el camino exprofeso para que aprendamos, como su tuviéramos que pasar un examen permanente a través de los obstáculos que encontramos a nuestro paso, y si no apruebo en junio, pues para septiembre.
A mí me da que esto es de puro sentido común todo aquello que no he desarrollado en mi cuando estaba dormido se me aparece ahora como dificultad en la existencia cuando despierto, ya sea a nivel energético, emocional o mental, así que las dificultades me las he originado yo mismo, y yo mismo cuando despierto tengo el reto, que no examen puesto por nadie, de superarlas.
Muchas gracias por articulo Jordi.
He leído el artículo y las reflexiones que habéis hecho. Gracias porque me he dado cuenta que muchas veces utilizo el despertar como una meditación de la que tengo que salir para atender la realidad. A veces para no enfrentarla, la eludo, me voy a otro sitio física o mentalmente y así caigo en la respuesta del personaje una y otra vez.
Ha sido una luz que me indica el camino y me anima a esforzarme por estar despierta.
Gracias a todos
Gracias Jordi, para mí, muchas veces la dificultad es ésta, dejar de observar el mal en los demás y en mí, a veces me parece que estoy entrenada para ésto. Cuando despierto no sólo lo veo claro para mí, es cuando puedo comenzar a no preocuparme sólo por «mis cosas» y participar realmente de la vida. Gracias a Dios siempre está ese reclamo que aparece de una manera o de otra, y Gracias a todos los que ayudais con ésta generosidad sin límites a que podamos hacerlo posible.