El sentido de  la existencia

ADCA

La felicidad soy yo mismo, no yo tal como funciono habitualmente, sino yo en un sentido auténtico, en un sentido profundo. Y esto es tan extraordinariamente importante porque, podríamos decir, que nuestra vida funciona tan mal porque estamos buscando la felicidad siempre donde no está, y eso crea un montón de líos, de dependencias: necesito unas personas y como las necesito para sentirme querido entonces quedo atado a lo que las personas aquellas me exigen; y entonces hay una batalla: no quiero dar pero en cambio quiero recibir o me meto en cosas que no son lo que realmente yo estoy buscando. Mis conflictos interiores siempre son porque no me dan lo que yo espero; en cambio me exigen lo que no deseo dar.

O sea, que la problemática, en general, de la humanidad está centrada en un problema de carencia afectiva; realmente la problemática no es ésta, la problemática es que hay una falta de visión, pero las personas lo viven como una carencia afectiva.

Descubrir esto experimentalmente es fundamental, porque cambia nuestra actitud hacia las personas y hacia la vida, la vida deja de ser entonces esa búsqueda constante de compensaciones, de satisfacción, de gratificaciones, porque me puedo llenar directamente.

Y entonces, la vida se convierte, no en una búsqueda de felicidad, sino que es un medio a través del cual yo doy y expreso la abundancia de mi propia felicidad; y expreso esa felicidad de un modo inteligente, de un modo creativo, de un modo activo. Lo que antes era como una especie de juego dramático, que muchas veces se vivía como tragedia, entonces, exactamente lo mismo, al vivirlo en la otra dirección (desde la plenitud hacia las formas) se convierte en un juego creativo, re-creativo, entonces hay el gozo de dar, de crear. Doy de mi abundancia, pero al dar y crear es como si renovara en un plano más elemental el gozo que ya soy en un plano más superior. Y este es el verdadero sentido, de momento, de nuestra existencia.

Antonio Blay Fontcuberta. “Curso de psicología de la autorrealización”. San Cugat del Vallés. Agosto 1982.

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