Una extensión del Trabajo en nuestro entorno

Soy maestra de profesión y me siento muy contenta de poder compartir con vosotros una experiencia que llevé a cabo con alumnos de Ciclo Medio de Primaria (9-10 años) a lo largo de esos dos cursos. 

Siendo la tutora de un grupo de 25 alumnos, decidí buscar un espacio donde ellos pudieran expresarse, bien individualmente o bien en grupo, y esto les ayudara a desarrollar, tanto la conciencia de su individualidad, como su integración y cohesión en el grupo.

Para ello aprovechamos la sesión de tutoría de la que disponíamos el viernes a última hora y dedicamos entre 20 y 30 minutos de ésta a la nueva actividad. Habilitamos un espacio en el centro del aula (apartando mesas) en el cual cabíamos todos sentados en círculo, en el suelo. 

Podría decirse que las sesiones constaban de dos partes:

1-. Sentados en círculo nos preparábamos para finalizar la semana.

Primeramente se dedicaban unos 10 minutos a que los alumnos expresasen cómo sentían haber vivido la semana, prestando atención tanto a lo que decían haberles gustado, como a lo que no, intentando explicitar el porqué. 

La segunda parte (10 min) incidía más expresamente en experimentar y potenciar  la conciencia de sí mismos, utilizando las siguientes técnicas:

. La visualización. Los alumnos habían de tener presente «aquello» que deseaban y que les hubiera gustado muchísimo que pasara. Después, con los ojos cerrados, habían de imaginar y «vivir» este deseo ya cumplido.

. Observación de la respiración (centrarse en el instante presente) Se trata de observar el recorrido del aire entrando y saliendo del cuerpo. Habían de seguir este recorrido, prestando atención al movimiento que generaba en su cuerpo, haciéndose evidente el vínculo energía-cuerpo. Podíamos ayudarnos poniendo una mano en el pecho y la otra en el vientre y sentir este balanceo como de una «ola».

. Presencia de sí mismos (despertar). Se pidió a los alumnos que cada uno se colocara detrás de sí mismo,  de manera que pudieran tener presente su cuerpo, a la vez que su entorno y desde aquí observar la clase y sus compañeros. Era importante el comentario posterior de cómo se habían sentido en esta situación. 

Estos tres ejercicios se fueron alternando en las diferentes sesiones,  en función del tiempo disponible y del estado de atención y disponibilidad que captaba en los alumnos.

2-. Cerramos la clase y la semana:

Se trata del juego del «telégrafo». Nos cogíamos todos de las manos. Con los ojos cerrados, un alumno (por orden de lista) iniciaba la «señal» apretando la mano del compañero que tenía cogida. Éste, al sentirla, la pasaba al siguiente, hasta que volvía a llegar al primero, quién al decir «recibido» indicaba el final de la actividad. Todos, al oírla, se levantaban y se preparaban para marchar. 

 

Esta actividad les gustó tanto a los alumnos  que ellos mismos propusieron «abrir la semana» sistemáticamente los lunes a primera hora. Así, conforme iban llegando a clase, dejaban sus cosas y se sentaban en círculo. La actividad era la misma, sólo que la señal se iba pasando en sentido contrario. Es decir, se estipuló, por ejemplo, que al abrir se rota hacia la derecha y que al cerrar se rota hacia la izquierda. 

Como extra, (al acabar el trimestre), se sugirió a los alumnos que de pie y en círculo, comenzaran todos a rotar, parándose delante de cada uno de sus compañeros, para, una vez aquí, y de manera personalizada, les dijeran,  o bien una palabra que le quisieran regalar, o bien una cualidad  que les gustase especialmente de ellos y después se abrazasen.

Tengo que decir que la respuesta de los alumnos fue muy positiva. Llegada la hora los viernes por la tarde, acostumbraban a recordarme que ya tocaba sentarse en círculo y, como he comentado, los lunes a primera hora, lo hacían por iniciativa propia. 

Es de destacar que en las despedidas de trimestre, se respiraba, especialmente, un ambiente de cariño  y compañerismo. Los alumnos se abrazaban y,  sin ganas de marchar, sólo «tenían ojos» para todo lo bueno que compartían con sus compañeros. Este hecho lo destacaron también otros profesores que presenciaron el evento al pasar por la clase para despedirse. 

Se trata de un planteamiento sencillo con el que, de manera sistemáticamente, teníamos en cuenta  y dábamos importancia a nuestro ámbito interior.

 

Es, en definitiva, una muestra de cómo el Trabajo que realizamos se va reflejando inexorablemente en nuestro entorno inmediato, aunque hablemos a veces de pequeñas cosas que consideremos irrelevantes,  pero que están ahí, quedan y pueden ir dando buenos frutos.

 

9 comentarios en “Una extensión del Trabajo en nuestro entorno”

  1. Felicidades supongo que poder aplicar el Trabajo en el colegio, debe ser muy enriquecedor tanto por los niños, así como una estimulante experiencia para ti misma. Un abrazo

  2. Enhorabuena Isabel, me emociona enormemente leer tu experiencia, solo decirte que nosotros somos padres de dos niños, uno de ocho años y otro de diez años, y sinceramente me gustaría que hubiera un millón profesores y profesoras repartidos por todos los colegios impartiendo las clases con la misma actitud y presencia que indicas en tu texto, mil gracias.

  3. Enhorabuena por el trabajo que estás realizando Isabel. El desarrollo de la conciencia es sin duda un aspecto necesario a trabajar desde el inicio de nuestra vida, por ello sería importante que se ampliaran las experiencias en este sentido y pasaran a formar parte del curriculum educativo. Como maestra, al igual que tú sé de la importancia del modelo y el ejemplo que transmitimos a los niños, por ello tenemos la responsabilidad y la oportunidad de proporcionarles modelos dignos de imitación. Realmente es sorprendente la buena acogida que tiene la aplicación del Trabajo en los niños. En mi caso, es uno de los ámbitos que más me ha servido para ponerlo en práctica y por ello más me ha enriquecido. Al hacerlo me he dado cuenta de que ellos son los mejores maestros, lo cual me ha hecho sentir más amor si cabe hacia esta profesión.

  4. Hola Isabel, te agradezco que hayas compartido tan grata experiencia con nosotros; es maravillosa la transformación que se dio en los niños, el haber conseguido ese ambiente de cariño y compañerismo que hace tanta falta en los colegios, sobre todo ante las situaciones tan difíciles que se están dando en la actualidad. Muchas gracias.

  5. Muchísimas gracias a todos vosotros por vuestros comentarios. La verdad es que, al principio, no le dí excesiva importancia al hecho, considerándolo algo más que hacía en la escuela, pero me animaron (especialmente Pilar) a escribirlo y compartirlo y éste es el resultado.
    Estoy absolutamente convencida de que todos hacemos muchas pequeñas cosas que, bajo la conciencia del Trabajo, se convierten en grandes cosas que podemos compartir.

  6. Gracias Isabel por compartir y desde aquí os animo a todos a hacerlo, son pequeñas velitas que vamos encendiendo en nuestro camino y que vale la pena contemplar.

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