Las bases del personaje (3 y final)

¿Qué se puede hacer con el yo-idea?: descubrirlo y falsearlo mediante la experiencia vivida. Teniendo claro que es una idea inducida por el exterior que se ha sobrepuesto a nuestra identidad genérica que es la capacidad natural de ver, amar y hacer que somos. Se ha de falsear experimentalmente, no se puede compensar con otra idea; sobre todo con la idea contraria. Si a una persona se le ha inducido a creer en su infancia que “es tonta”, esto no se puede remediar ahora diciéndole que es “muy lista”; porque su mente reaccionará afirmando la idea que lleva años manteniendo: “no eres lista, eres tonta”; una idea que, a estas alturas, ha asumido como cierta aunque no lo reconozca explícitamente. La única solución es que compruebe de forma experimental que es perfectamente capaz de comprender algo que consideraba muy complicado; después de hacer el esfuerzo correspondiente, claro. El yo-idea se falsea pisando los terrenos que él mismo nos ha prohibido o recomendado evitar.

     Pero esto no es posible sin un propósito firme de investigar los contenidos de la mente. En la vida ordinaria, el yo-idea se considera algo inamovible, sin remedio. Por eso se intenta compensar mediante el yo-ideal.

 

El yo ideal. (Fragmento)

     

     El yo-idea sublimado es una manera de ir tirando por la vida, pero es profundamente insatisfactorio porque condena al individuo a una limitación que su realidad esencial no puede soportar. Es una solución para salir del paso, pero es frágil e inestable. Por eso la mente propone otra solución mucho más decisiva: si existe el peligro de ser de una determinada manera, la forma de desactivar este peligro para siempre jamás es conseguir llegar a ser justo de la manera contraria. Y ahí es donde nace el yo-ideal.

 

     No se puede entender el yo-ideal si primero no se ha visto el yo-idea, porque el yo-ideal es su imagen especular. Parece lo más natural del mundo que la gente quiera ser mejor y aspire a encarnar determinadas virtudes, pero nadie suele preguntarse por qué justamente estas virtudes y no otras. De la misma manera que nadie se pregunta tampoco por qué necesita ser mejor.

 

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     Para comprender el concepto de yo-ideal es básico tener en cuenta que se trata de una representación mental quimérica de cómo uno podría llegar a ser. Por lo tanto no se refiere a nada actual sino a un futurible, a una posibilidad. El sujeto cree que tiene la posibilidad de alcanzar la excelencia en un determinado aspecto de su personalidad y sueña con despertar la admiración de propios y extraños consiguiéndolo. El carácter de proyección al futuro que tiene el yo-ideal es indispensable para comprender el papel que juega en la mente. No es algo inmediato porque no se trata de ser simplemente listo, bueno o fuerte; el objetivo del yo-ideal es destacar mucho, sobresalir, llegar a ser muy listo, muy bueno o muy fuerte. Por eso es algo que habrá que desarrollar en el tiempo, algo que uno llegará ser; si se esfuerza, claro.

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Jordi Sapés de Lema. “El concepto de personaje en la línea de Antonio Blay”. Editorial Boira. 2020.

Imagen Pixabay.

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