La espiritualidad en el mundo cotidiano

 …La clave del desarrollo espiritual es el amor. Situarse por encima de los problemas de la gente y refugiarse en las nubes de la meditación o la utopía es una de las manifestaciones más desagradables del ego, porque simula una conciencia que, en realidad, es inexistente. Aportar algo al colectivo significa actuar en él: no se aporta nada pensando de una manera crítica que no se traduce en hechos, esto es algo falaz y estéril.

 

 

   

     El Trabajo espiritual nos obliga a prestar atención a cuestiones que no atendemos, cuando nuestra conciencia se limita a lo personal. Puede que algunos lleguen a la conciencia de la totalidad a través de la contemplación, pero esto nos hace de inmediato responsables de todo lo que no marcha bien en el mundo. Y es que, somos responsables de algunas cosas por nuestras acciones, pero de muchas más por nuestras omisiones, por no mirar más allá del círculo inmediato en el que nos movemos. La delincuencia, la lucha por la autodeterminación de los pueblos, la inmigración ilegal. La drogadicción, etc., son fenómenos que están ahí para remover nuestra conciencia y advertirnos de que la realidad no está a la altura de los ideales que decimos tener. Hasta hace poco, los países ricos enviaban ayuda al tercer mundo; ahora, el tercer mundo viene a buscarla, personalmente: nos trae el problema a casa, para que no tengamos más remedio que abordarlo de verdad. Esto significa un incremento de la conciencia colectiva, mal que les pese a algunos. Y lo mismo sucede con el terrorismo y todas las formas de lucha que nos impiden contemplar los problemas ajenos exclusivamente en el televisor. El mundo se ha hecho muy pequeño y esto posibilita que la conciencia del ser humano se amplíe y lo abarque.

 

     La experiencia de la entrega y la dedicación a los demás, sea cual sea el ámbito en el que las ejercitemos y el tiempo que le dediquemos, nos hará realmente conscientes de lo que significa ser humanos. Lo específico del ser humano es su capacidad de amar y es en esta capacidad de amar donde tenemos que apoyarnos, porque difícilmente conoceremos con la profundidad suficiente los mecanismos que rigen el mundo ni dispondremos del poder necesario para modificarlos, a corto o medio plazo…

 

     …Dado que no luchamos contra lo que hay, sino a favor de lo que potencialmente es posible, y dado que combatimos desde el amor, no hay razón alguna para caer en la vieja trampa de los buenos y los malos. Esto es importante tenerlo claro, porque nadie quiere ser el malo de la película y es indispensable integrar a todo el mundo en una realidad futura. Lo que proponemos es en beneficio de todos; busca optimizar el sistema social y hacerlo más productivo y benéfico. Seguro que hay que vencer egoísmos y temores; pero, justo por eso, el arma es el amor.

 

Jordi Sapés de Lema.  “Práctica del camino de Antonio Blay. Método, etapas y transformación”. Boira editorial 2020.

2 comentarios en “La espiritualidad en el mundo cotidiano”

  1. A medida que voy avanzando en el Trabajo, me doy cuenta que el verdadero sentido de mi existencia es el AMOR.
    Y no hablo de ese amor romántico que nos despierta mariposas en el estómago, hablo de ese amor que envuelve todo nuestro alrederor. En mi caso concreto, esto va , de poner amor en cada una de las interacciones con los pacientes que requieren mi cuidado.
    Poner amor y atención en alguién que no conozco y que quizás a priori no viva ni piense como yo, es un «chute directo en vena» que me aparta de la limitación del personaje y me lleva directamente a lo que soy.
    Se trata de eso, de practicar el amor, con todo y con todos.
    Preciosa reflexión, Jordi.

  2. Jordi nos recuerda que no hay amor si es para vivirlo de una manera exclusivamente personal. Que el amor es consustancial al otro y a los otros. Sin olvidarnos de que yo, por mi parte soy el otro de ese.
    Así pues, practicar el amor es imposible si no se tiene en cuenta un mínimo análisis de lo que les sucede a esos otros entre los que me incluyo. Y tenemos varios niveles en los que fijarnos, todos se deben abarcar: familia, amigos, asociación, barrio, ciudad, país, mundo.
    Y tenemos en cuenta que la tierra es cada vez más pequeña, más globo terráqueo que nunca, globalidad; hasta la podemos ver desde fuera en las fotos que se hacen desde la estación espacial.
    Por lo tanto «nada humano me es ajeno», en mayor o menor medida.

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