La influencia de lo Superior en lo inferior

Las charlas y comentarios  de la última edición del Retiro de Oseira se han desarrollado en torno a la relación entre los diferentes planos en los que se mueve nuestra existencia: con una especial atención a la influencia de los niveles superiores  en nuestra vida cotidiana.

Lo primero a destacar aquí es la tendencia que tenemos, heredada de la religión tradicional, de mirar a lo superior con una óptica utilitaria: para pedir que nos ayude en los problemas típicos de la existencia cotidiana y, a poder ser, nos los evite.  En parte, la incredulidad de mucha gente, procede del fracaso evidente de estas peticiones. Aunque muchos puedan sentirse algo más seguros si confían en esta protección;  o considerar incluso que las dificultades que les sobrevienen son una muestra de especial interés que muestra lo Superior por su desarrollo personal o espiritual.  No se trata de negar la influencia positiva que lo Superior puede ejercer en nuestras vidas cotidianas, pero sí de enfocarlo desde otra perspectiva menos milagrosa y más eficaz de cara a producir estos resultados.

No es difícil comprender  que lo general no se subordina a los deseos de lo particular. Cuando lo particular no se considera incluido y explicado en lo  general  es porque tiene una visión confusa de sí mismo  o carece de una perspectiva lo suficientemente amplia de la realidad para ver qué función está jugando en el todo.  En el momento en que esta visión se amplía y lo particular se percibe a sí mismo desempeñando una función en un plano superior, la idea de sí mismo y del mundo cambian y con ella su respuesta a la realidad.

Como ejemplo de este reajuste intelectual y práctico podemos observar que el hecho de formar una familia no solo no anula a las personas que la integran sino que les confiere una dimensión superior. Y esta dimensión superior puede fortalecer su carrera personal o profesional si cuenta con la ayuda de la pareja. En cambio, si la convivencia en común se considera una asociación de intereses particulares meramente corporativa, por las economías de escala derivadas de repartir gastos, la supuesta familia ni tan solo llegará a ser una realidad.

A medida que vamos ascendiendo en los planos superiores la perspectiva de los inferiores cambia y se resitúa. No es la misma educación la que van a recibir los integrantes de una familia cuyo horizonte se acaba en el coche y la segunda residencia que la de aquellas que consideran algo obligado la preocupación por la evolución de mundo y por los problemas más acuciantes de la humanidad. Fijaros que lo que determina el nivel de conciencia es el alcance del amor que se experimenta: en estos ejemplos podemos constatar cómo se pasa del egoísmo personal al interés por los miembros de la familia, para extender posteriormente este interés a diferentes niveles del colectivo. Es el interés lo que nos mueve a conocer la realidad de estos planos superiores y es moviéndonos en ellos como nos sentimos partícipes de una realidad que nos incluye.

Así es como lo Superior nos ayuda: incluyéndonos, afinándonos, haciendo que nuestra conciencia despierte en una realidad por encima de la acostumbrada y nos vivamos como integrantes activos en la misma. Claro que esto refuerza al individuo o a la familia, pero no de la manera que se espera cuando todo el universo acaba en uno mismo.
Situados ahí tenemos que esforzarnos en superar los tópicos de nuestro personaje que nos arrastran hacia abajo intentando imponer su visión distorsionada de la realidad: protestas, susceptibilidades, impresión de no ser valorados o reconocidos, sensación de estar al albur de las circunstancias, de tenernos que parapetar para que la realidad no nos invada y nos destruya, etc. Lo peor del personaje es que nos impide ejercitar la generosidad y nos encierra en un mundo emocional muy estrecho.

Capítulo especial de este recorrido hacia arriba es lo trascendente, lo que se refiere a la esencia y no a la existencia. El ser está presente en todos los planos porque es la energía de la que están hechas las cosas, pero en los planos existenciales queda velado por las formas que es lo que llama nuestra atención. Para vivir la trascendencia tenemos que situarnos en el plano más Superior y experimentar el ser de forma directa.

Esto no se puede hacer teorizando sobre el infinito o la eternidad, hay que vivirlo. Y para vivirlo hay que estar presente. Los  monjes dedican gran parte de su jornada a colocarse en esta presencia. Las religiones tienen sus liturgias obligatorias en días señalados cuya finalidad es contrarrestar la tendencia a olvidarse por completo de la esencia y a colocarla en el ámbito de la ideología y la moral.

El Trabajo también tiene su liturgia: la liturgia son los ejercicios, los talleres y seminarios. Cuando lo de más abajo determina a cuales se va a asistir y a cuales no, en qué momento se van a hacer los ejercicios y cuáles nos resultan de provecho, estamos permitiendo que lo inferior decida sobre lo superior y estamos impidiendo que lo superior ejerza la influencia esperada sobre nuestra personalidad.

Esto vale también para las dificultades materiales: Cada vez que renunciamos a acudir a un taller por falta de tiempo o de dinero, por no molestar excesivamente a nuestros familiares o para no tener que pedir favores a nadie, estamos impidiendo que el amor que reside en lo Superior se ocupe de nosotros.

“Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá”   (Mateo 7, 7)

Como hemos dicho, el ser está en todas partes y lo superior alumbra con su luz y con su amor todo lo que le queda por debajo. Lo que se necesita en cada plano lo facilita el propio plano, así que buscad en vuestro entorno quien os puede echar una mano actuando como instrumento de lo más elevado.

Tened presente que el único problema real es siempre el orgullo del personaje.

3 comentarios en “La influencia de lo Superior en lo inferior”

  1. Gracias Jordi, por seguir comunicando la importancia de trabajar para lo que és aprovechable y que afectará a nuestra calidad de vida. Creemos que los problemas de la vida cotidiana se resulven pensando o haciendo tal o cual cosa. Si dejamos atras el personaje y prestamos atención a lo superior, como bien dices, alumbra todo lo de abajo.

  2. Sí, me resulta muy curiosa la cita de Mateo (“Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá”) porque hay dos vertientes de esto bien diferenciadas en función desde donde se mire y que a todas luces implica que una es real y otra ficticia.
    – Cuando es el personaje el que se encuentra en la tesitura de pedir algo, se calla por orgullo, y añadiría que cuando tiene que dar algo se lo reserva por temor a que se lo puedan quitar. Es algo así como una sensación de llegar siempre a deshora a todos los sitios.
    – Y una segunda opción, vivir despierto; desde aquí si ves que hay algo que te hace falta para alcanzar el objetivo buscado y anhelado (ser uno mismo) lo pides y lo buscas con determinación porque sabes que es algo necesario para tu desarrollo personal.

    Desde la segunda opción (vivir despierto) lo buscado se encuentra y desde la primera alternativa (el personaje) lo que necesitas buscar para ser tú se esconde por miedo y lo que necesitas dar para ser tú igualmente se esconde por miedo.
    Gracias Jordi.

  3. Este artículo lo leo a la luz del salmo 8 que pregunta sin orgullo por la dignidad humana:
    «Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
    la luna y las estrellas que has creado,
    5¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
    el ser humano, para darle poder?»

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