Dos poetas ante la Navidad

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Cuando miramos hacia Nochebuena nos volvemos un poco esquizofrénicos. Por un lado amables, dulces y pringosos, llenos de «ilusión»; por otro apesadumbrados, hartos y vacíos.

     Hoy nos acercamos a estas fechas desde una mirada poética. Mirada que estrenó Jordi Sapés hace dos años con un sereno y precioso poema de Salvador Espriu. https://autorrealizacion.org/jordi-sapes/textos-de-jordi-sapes/feliz-navidad

                     1.-TS. Eliot (1889-1965)  es un poeta norteamericano que en su juventud se trasladó al Reino Unido. Recibió el premio Nobel en 1948, cuando ya estaba consagrado como uno de los mejores escritores líricos de habla inglesa. Los versos que siguen se presentan a sí mismos:

 

 

     El cultivo de los árboles de Navidad

Hay muchas actitudes hacia la Navidad,

algunas de las cuales podemos desechar:

la social, la torpe, la abiertamente comercial,

la juerguista (los bares abiertos hasta medianoche)

y la pueril – que no es la del niño

para quien la vela es una estrella y el ángel dorado

que despliega sus alas en la cima del árbol

es no un simple adorno, sino un ángel -.

El niño se embelesa ante el Árbol de Navidad:

dejadle conservar ese espíritu de admiración

ante la Fiesta en cuanto evento no aceptado como pretexto;

de modo que el arrebato centelleante, la maravilla

del primer Árbol de Navidad recordado,

de modo que las sorpresas, el deleite en nuevas posesiones

(cada cual con su peculiar y emocionante olor),

la expectativa del ganso o del pavo

y el esperado sobrecogimiento ante su aparición,

de modo que la reverencia y la alegría

no lleguen a olvidarse en la experiencia posterior,

en el aburrido acostumbramiento, la fatiga, el tedio,

la certeza de la muerte, la conciencia del fracaso,

o en la piedad del converso,

que puede estar teñida de arrogancia

desagradable a Dios e irrespetuosa hacia los niños

(y aquí recuerdo también con gratitud

a santa Lucía, su canción y su corona de fuego):

de modo que antes del fin, la octogésima Navidad

(entendiendo por “octogésima” la última),

los recuerdos acumulados de la emoción anual

puedan concentrase en un gran gozo

que será también un gran temor, como en la ocasión

en que el temor desciende a cada alma:

porque el principio nos rememorará el final.

y la primera venida, la segunda venida.

           

     2.-Gloria Fuertes (1917-1998) es una autora bien conocida. Sus poesías, recitadas por ella misma con esa voz ronca, tan característica, guardan esa cadencia infantil que tanto agrada a los niños.     

     Aquí relata un cuentecito de navidad.

   

     El camello cojito

El camello se pinchó

con un cardo del camino

y el mecánico Melchor

le dio vino.

Baltasar

fue a repostar

mas allá del quinto pino…

e intranquilo el gran Melchor

consultaba su «Longinos».

-¡No llegamos,

no llegamos,

y el Santo Parto ha venido!

-son las doce y tres minutos

y tres reyes se han perdido-.

El camello cojeando

más medio muerto que vivo

va espeluchando su felpa

entre los troncos de olivos.

Acercándose a Gaspar,

Melchor le dijo al oído:

-Vaya birria de camello

que en Oriente te han vendido.

A la entrada de Belén

al camello le dio hipo.

¡Ay qué tristeza tan grande

en su belfo y en su tipo!

Se iba cayendo la mirra

a lo largo del camino,

Baltasar lleva los cofres,

Melchor empujaba al bicho.

Y a las tantas ya del alba

-ya cantaban los pajarillos-

los tres reyes se quedaron

boquiabiertos e indecisos,

oyendo hablar como a un Hombre

a un niño recién nacido.

-No quiero oro ni incienso

ni esos tesoros tan fríos,

quiero al camello, le quiero.

Le quiero, -repitió el Niño.

A pie vuelven los tres reyes

cabizbajos y afligidos.

Mientras el camello echado

le hace cosquillas al niño.

3 comentarios en “Dos poetas ante la Navidad”

  1. Las palabras sencillas y profundas de Gloria Fuertes siempren llegan directas a lo más hondo. Un ejercicio fantástico para actualizar el amor que somos.
    Gracias Carlos.

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