Movilización consciente del potencial

Todos los que nos encontramos en el Trabajo nos definimos como un potencial infinito de inteligencia, amor y energía; es decir, reconocemos que hay en nosotros una fuerza que nos empuja, en cada uno de estos aspectos de la realidad, a actualizarlo. 

Si revisamos bien cada una de nuestras actuaciones en los diferentes entornos en los que nos movemos, podemos darnos cuenta de que las acciones que realizamos, incluso las que nos vienen por obligación, casi siempre nos ofrecen un margen de libertad personal en cuanto al modo de llevarlas a cabo. Así que podemos escoger entre realizarlas de la manera rutinaria de siempre o bien, conocedores de nuestro potencial, ver lo que personalmente podemos aportar. 

Supongamos que tengo que confeccionar unos listados: Si conscientemente desestimo la inercia de hacerlos como de costumbre porque me intereso por un nuevo sistema que ha aparecido y decido dedicarle un poco más de tiempo y energía, está claro que adopto una actitud más abierta, que aumento mis conocimientos y que todo ello me genera una satisfacción.    

Y es que esta pequeña diferencia de actitud suele ser a menudo la que nos brinda la oportunidad de aprender algo nuevo, de desarrollar alguna cualidad… 

Vale la pena tenerlo presente para poder desarrollarlo conscientemente en las tareas cotidianas. 

Blay dice: “No es lo que siento dentro lo que me desarrolla, es lo que yo activo, lo que yo expreso dinámicamente en el mundo”.  

 

4 comentarios en “Movilización consciente del potencial”

  1. Cuando estamos conscientes, podemos actualizar el potencial activando las capacidades de ver, amar y hacer. Ello puede llevarse a cabo en la vida cotidiana, sobre todo en aquello a lo que nos resistimos más. No tenemos por qué esperar a lo que nos parecen grandes ocasiones. Las ocasiones están en cada acción. Grande o pequeño es una comparación del pensamiento. De este modo nos quedaríamos atrapados en el letargo de costumbre. Observemos lo que se nos atraviesa y preguntémonos cómo lo podríamos llevar a cabo para que fuera más interesante, divertido o saludable. A lo mejor lo que nos disgusta es la misma rutina, eso que está faltado de creatividad, de encanto o de eficacia, y entonces lo convertimos en una obligación. Cuando nos demos cuenta de que son las mismas capacidades las que nos traen esa creatividad, encanto y eficacia, podremos gozar de estar presentes en todo lo que hacemos. Dejará de ser una obligación para convertirse en una devoción.

  2. Cuando queramos afrontar una tarea saliéndonos de la rutina habitual encontraremos, sin duda, resistencias. No va a ser fácil ni automático, porque los esquemas mentales rutinarios se quejarán de este nuevo proceder ya que, al fin y al cabo, durante muchos años ellos nos han dirigido en otra dirección y, ahora, que nos vayamos hacia otro terreno les perturba. Personalmente, siempre me ha ido muy bien cuando surgía esta especie de censura preguntarme quien veía estos pensamientos, estas opiniones contrarias al nuevo proceder; esta pregunta tenía un efecto muy transformante, ya que aquellos pensamientos o esquemas mentales, que usualmente ocupaban toda mi realidad, pasaban a ser vistos como una simple pieza, un producto que tenía un productor, el cual era percibido como algo mucho más poderoso y libre. Era entonces cuando las palabras de Blay se podían llevar a la práctica, porque había disuelto aquello que me impedía actualizar lo que soy.

  3. Dice Blay, somos el que se da cuenta (inteligencia) el que siente (amor), y que en la primera fase del trabajo hay que ir a ese que se da cuenta, irlo intuyendo ect…pero luego dice que somos ese amor, esa inteligencia esa energia, que la somos directamente (ya no el que la siente)…no que la tengamos, entonces parece que haya como una separación entre sujeto y capacidades, eso me pasa cuando quiero estar atento/despierto; no se si situarme en el sujeto o en la capacidad… lo único que se me ocurre escuchando a Blay es que finalmente el SER y el VER es el mismo (citándolo a él)…supongo que eso llegará con muchos años de trabajo, pero mientras existirá esa separación entre sujeto y capacidades.

  4. El Ser es la sustancia real, presente, permanente, idéntica, sin forma y atemporal. El Ser Es sin que se manifieste. Es el centro de todos los centros y conlleva el potencial dinámico de la manifestación de las capacidades creativas que protagoniza el yo esencial. No existe separación entre sujeto y capacidades, puesto que al sujeto le atribuimos la realización de la acción creativa. El acto y la capacidad están intrínsecamente vinculados en la expresión del sujeto esencial.
    No hay que situarse en el sujeto o en las capacidades, que sería dividir la realidad. Hay que penetrarla para vivirla al unísono sin pensamientos de situación que nos alejan del centro y desvirtúan el tejido de la realidad.

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