Sobre las «recaídas» en el Trabajo

Suele suceder que toda persona que lleva a cabo un trabajo interior tiene en varios momentos la percepción de que va para atrás, de que lo que había conseguido los días o semanas anteriores de repente brilla por su ausencia y vuelve a estar como antes, sino peor, porque añade al parón esta sensación de pérdida. Esto ocurre, por ejemplo, cuando constatamos determinadas resistencias, cuando vemos que hay partes de nosotros que tratan de escabullirse o de hacer trampas en el Trabajo, por mucho que veamos de forma cada vez más clara su utilidad; lo cual no hace sino confundirnos doblemente.

Pero hablar de recaída no hace justicia a la verdad, ya que es exactamente al contrario.

Hemos de tener en cuenta que nuestro camino promueve la experiencia estable de nuestra realidad esencial en tanto que capacidad de ver, amar y hacer, y que esta vivencia en plenitud normalmente está bastante alejada de nuestra experiencia cotidiana, inmersos como estamos en un nivel de conciencia dormido. Este nivel de conciencia, donde el personaje se mueve con desenvoltura, con los años, ha ido generando todo un entramado psicológico complejo, que, en su conjunto, está muy imbricado en lo que normalmente interpretamos que es nuestro actual modo de ser. 

Es desde esta estructura de la que partimos cuando empezamos a hacer el Trabajo y sucede que, a poco que nos tomamos en serio el ejercicio de los despertadores, y los diarios, descubrimos que esta realidad esencial que se anuncia en cursos y libros no tan sólo existe, sino que nos reconocemos en ella cada vez que tomamos conciencia de nosotros; y, además, vemos también que a poco que adquirimos práctica con ella, es operativa, porque podemos manejarnos desde ella en nuestra relación con nuestro entorno con resultados muy distintos a los habituales. Pero ambos descubrimientos son intermitentes, se hacen a saltos, hay un vaivén entre ambos niveles de conciencia, y es esta discontinuidad la que nos perturba, y la que nos hace pensar que recaemos cuando no conseguimos “sostener” determinado grado de conciencia en nuestras vidas.

Estas “recaídas” no hacen sino mostrarnos partes de este entramado psicológico que, en verdad nunca han dejado de estar ahí, operando a nivel consciente o inconsciente, pero que, gracias al esfuerzo que hemos mantenido por despertar ya no pueden seguir ocultas, y tienen que manifestarse. Es ahora cuando estamos en disposición de verlos, y de atravesarlos, antes no, lo  cual es, sin duda, un avance. Volviendo a buscar ejemplos concretos, esa pereza que en un momento dado nos dificulta la redacción del diario, esa desidia que nos invade a la hora de escuchar los despertadores o esa angustia que surge en un determinado momento y para la que no encontramos explicación lógica, todas ellas han estado siempre latentes, no salen de la nada, es algo que arrastrábamos sin saberlo y que ahora se nos hace evidente, y porque nos damos cuenta, lo podemos Trabajar.

Porque para que esta realidad esencial que somos pueda manifestarse cada vez con mayor plenitud necesita sacarse de encima todo aquello que le impide expresarse; necesita superar, trascender, cualquier traba psicológica que esté actualmente frenando esta expansión.

Es importante que veamos que estas dificultades hay que atravesarlas, aquí no hay opción para los atajos, no es nada que se pueda rodear, porque cada mecanismo, cada prejuicio, cada automatismo que, en el trascurso de nuestra vida, ha ido generando una vivencia en un nivel de conciencia dormido está ahí, y ocupa un espacio en nuestra vida interior, es también un producto de nuestra energía, amor e inteligencia, (aunque sea fruto del mal uso que el personaje ha hecho de ellas). Es imprescindible que sean identificadas y reemplazadas por otras experiencias más reales, profundas y esenciales, porque no pueden ser extirpadas de nuestra conciencia sin más, por decirlo de una manera muy gráfica: las lobotomías psicológicas no son una alternativa, porque nuestra psicología, que no acepta el vacío, no nos lo permite.

Y ahí está el verdadero quid de la cuestión, en ver esta situación o actitud que, de entrada, el personaje juzgamos como negativa  y con la que tratará de identificarnos, con lo que realmente es: la constatación de donde estamos realmente, del peso de la mochila que llevamos encima y la oportunidad, ahora y sólo ahora real, de dejarla atrás, piedra a piedra, para ser cada vez más los auténticos protagonistas de nuestra vida.

 

9 comentarios en “Sobre las «recaídas» en el Trabajo”

  1. Entiendo, que cuando nos damos cuenta que estamos en una recaida, es precisamente donde si cabe, esa atención debe de reforzarse, ya que esa recaida y todo lo que trae consigo es otra de las estrategias del personaje, para pretender que continuemos viviéndonos como tal. Forma parte del modelo asumido.

  2. partes desde donde estabas, de un sueño y es verdad que se entrevían resquicios de despertares…, y te das cuenta de que ese yo experiencia y esa actitud positiva van marcando cosas nuevas y diferentes, y surge el engaño de nuevo intentando modelar eso que Blay llamaba superpersonaje..y te das cuenta que estas engañandote tratando nuevamente de llegar a ser, utilizando erroneamente los planteamientos del trabajo..Y entonces? vuelta a la sinceridad, al ejercicio profundo de autentica sinceridad..y como duele a veces ser sincero; a mi me duele mucho y ese dolor me demuestra que sigo ahí, anclado en ese personaje…

  3. Intuyo muy importante esa parte de tu articulo donde dices que “nuestra psicología, que no acepta el vacío, no nos lo permite” no sé si podrías aclararlo o desarrollarlo un poco más, gracias.

  4. Hola Manuel.

    La estrategia del personaje consiste en tratar de utilizar la información que te da lo que mal llamamos «recaída» para empezar a enjuiciarnos y a condenarnos. Como dices, en tanto Trabajemos entonces para estar más presentes, seremos mucho más capaces de ver, entender, y desactivar, los mecanismos que generan ese comportamiento, o esa reacción.

  5. Hola Eugeni.

    Tu comentario final es muy preciso, y te puede ser muy útil, porque entonces este dolor puede pasar a convertirse en un despertador más, porque la sinceridad sólo duele en tanto nos juzgamos a la luz de lo que vemos a través de ella. Por otra parte, es también importante contar con una orientación adecuada que nos ayude a encauzar esta información que la realidad nos muestra, a veces de forma más o menos agradable

  6. cada automatismo que, en el trascurso de nuestra vida, ha ido generando una vivencia en un nivel de conciencia dormido está ahí, y ocupa un espacio en nuestra vida interior, es también un producto de nuestra energía, amor e inteligencia, (aunque sea fruto del mal uso que el personaje ha hecho de ellas). Es imprescindible que sean identificadas y reemplazadas por otras experiencias más reales, profundas y esenciales, porque no pueden ser extirpadas de nuestra conciencia sin más…me parecen «tan importantes» estas palabras porque siempre identificamos estos automatismos con el mal, y es una trampa de seguir con la autocensura, el mirar desde más arriba es lo que nos libera de ese cristal con el que nos miramos para ver que es un mal uso, porque en realidad todo viene del fondo. Esa sustitución paulatina por experiencias más reales y auténticas, menos artificiosas son las sensaciones de plenitud que experimentamos y cuando no es así está claro que rápidamente se nos complica la existencia para evidenciar que el camino por esos derroteros ya nos es imposible.

  7. Hola Pilar.

    En plena sintonía con lo que dices. Me atrevería a añadir que cuando identificamos estos automatismos con el mal, es fácil que al mismo tiempo los identifiquemos como algo propio, cuando no son más que residuos de un nivel de conciencia que ya estamos empezando a abandonar.

  8. Este magnífico texto y los comentarios me hacen pensar en una experiencia que comparto con vosotros:
    Hay también aparentes «recaídas» que en realidad no lo son.
    A veces la vida nos posiciona ante túneles por los que es necesario pasar, y no vemos todavía la luz del final.
    Este «no ver la luz del final» no significa haber recaído en el personaje.
    Creo que entonces llega el momento de la aceptación y de la reflexión pausada. Lo que vivimos sí tiene sentido, y estamos en el mejor lugar y tiempo para Trabajar y crecer.
    Tarde o temprano veremos la luz del final del túnel. E integraremos esa luz, principalmente porque somos esa luz de conciencia.
    En fin, habremos ganado en aceptación y en paz.
    Gracias por vuestra atención.

  9. Estas recaídas en el camino son normales y casi siempre producto del pensamiento un lugar estratégico donde el personaje trata de estar y ocupar el centro del poder. Recordando a Carlos Castaneda en su libro “Una realidad aparte” D. Juan alentaba a Carlitos hablándole del Intento y decía: El intento no es un pensamiento, ni un objeto, ni un deseo. “El intento es lo que puede hacer triunfar a un hombre cuando sus pensamientos le dicen que está derrotado”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio