Pre-requisitos en el camino espiritual (II)

(continuación del anterior)

Armonización de lo superior con lo inferior

El cuarto requisito, y éste ya es para ir desarrollándolo sobre la marcha, es el de procurar trabajar lo espiritual de manera que se armonice siempre con los niveles elementales de la personalidad. Hay personas en las que su descubrimiento de lo espiritual es explosivo y que, entonces, se dejan llevar por esta demanda o por esta experiencia que puedan tener de lo espiritual y se vuelven de espaldas a todo lo que es vida de su personalidad, de su mente concreta, de su vitalidad, de su cuerpo, siendo esto completamente erróneo.

Hemos de aprender a vivir toda nuestra personalidad y todos nuestros niveles superiores armonizando unos y otros, haciendo que nuestra vida se ensanche, que nuestro desarrollo espiritual sea realmente una expansión de conciencia, no un cerrar ninguna puerta, sino un ordenar las cosas desde una perspectiva más alta, un vivir las experiencias desde otras experiencias superiores. Este poder armonizar lo superior y lo inferior es fundamental para que lo espiritual sea algo realmente creador, resolutivo. Y sin embargo vemos aquellas personas que, porque lo espiritual lo viven a través de lo afectivo, se convierten entonces en seres irracionales, en seres que se dejan llevar por verdaderos fanatismos, por verdaderas obsesiones, que no están viviendo las cosas de un modo equilibrado, de un modo integrado; otros que lo viven a través de la mente, se convierten en seres puramente teóricos, intelectualistas que dejan de tener contacto dinámico con la vida, con las personas, etc.; otras personas, que al vivir estos otros aspectos, se vuelven de espaldas a su cuerpo considerándolo como algo negativo, como algo primitivo, como algo malo, cuando no hay nada en él que sea malo.

Completa entrega.

Debiéramos añadir un último requisito: el de estar dispuesto a hacer un trabajo sin prisas y con completa entrega. La vida espiritual en cualquiera de sus formas no es un hobby, no se puede hacer como algo secundario en la vida. Llega un momento en que se le pide al aspirante toda su energía, toda su sinceridad y toda su generosidad, ya que se trata de trascender el centro del yo personal, que es la base actual del funcionamiento de las facultades psicológicas habituales. Hay que movilizar toda la capacidad de atención y de discernimiento ya que se trata de alcanzar su misma fuente, y hay que movilizar toda la capacidad de amar y de servicio, puesto que exigirá una entrega completa de todo lo meramente personal.

Pero no es que se trate de un panorama sombrío, lleno de esfuerzos y de austeridad, ya que todas estas renuncias van acompañadas de un gozo mayor al entrar en el cauce de la verdadera vida plena, pues por ella discurre, con completa energía y libertad, la fuente de felicidad, de sabiduría, de paz.

 

Antonio Blay.- Tensión. Miedo y liberación interior.

2 comentarios en “Pre-requisitos en el camino espiritual (II)”

  1. Precisamente anteayer, pude concretar la capacidad de amar y servir con completa entrega, como describe Blay. Tomé la decisión consciente de cuidar a un niño de siete meses, que no podían atender por diversas y coincidentes circunstancias. Me ofrecí consciente de la responsabilidad que entrañaba, con toda mi energía y afecto, viéndolo además como un regalo providencial. La experiencia ha sido tan gozosa que deseo compartirla. Esta ha permitido investirme de vida y disponibilidad.

  2. Estos dos aspectos que comenta Blay como pre-requisitos en el camino espiritual, a mi modo de ver son esenciales. El primero nos advierte del peligro de que creemos un súper personaje espiritual. Aplicándolo al Trabajo, viene a ser que el mecanismo se adueñe del mismo utilizándolo para engordar el yo ideal. En mi caso, en alguna ocasión ha pretendido hacerlo, pero afortunadamente se ha quedado en el intento porque reconozco que es el personaje y despierto. No hay nada como utilizar las capacidades que eres para desarrollar el yo experiencia, ya que de esta manera el Trabajo no se queda en la esfera de las ideas o la teoría, sino que se traduce en una aplicación práctica con la que realmente se produce el desarrollo. A nivel personal, uno de los ámbitos en el que más claramente se da esta aplicación directa, es con los niños en el aula. Al expresar con ellos lo que soy es como si algo cambiara sutilmente, como si algo hiciera un clic. Entonces todo fluye. Al reconocer en ellos la expresión pura de energía, amor e inteligencia que son, me recuerdan cada día que yo también soy eso; lo mismo que ellos, esa naturalidad y espontaneidad innata que desprenden.

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