Semana Santa

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El mensaje del Evangelio está protagonizado por una persona concreta: Jesús, llamado el Cristo. No son una serie de consejos como en el Decálogo sino una determinada actitud frente a la existencia, en unas condiciones sociales vigentes en aquel momento de la historia. Así que es indispensable ver si son aplicables a nuestros días y esto requiere un cierto conocimiento de lo que Cristo tuvo que enfrentar. Así que vamos a reflexionar un poco sobre el Jesús histórico y la vigencia de sus indicaciones.

     Lo que se refleja a continuación, es un resumen del libro de Hans Küng. – «Jesús«, de Editorial Trotta. Küng es un teólogo, fallecido el pasado mes de abril [2021], a quien el Vaticano retiró la licencia para enseñar teología católica, básicamente por cuestionar la infalibilidad del papa.

 

[…]

 

     El resultado [tras presentar su alternativa]

 

(Jn. 7, 43-52; Jn. 11, 47-50; Jn. 18, 33- 40; Jn. 19, 12-19)

 

     Ahora puede que reconozcamos la bondad del mensaje de Cristo pero en el momento de la crucifixión, solo un discípulo y unas pocas mujeres se quedaron a su lado hasta que falleció, presos de una profunda desorientación. Los demás, salieron por piernas, intentado confundirse entre la multitud y negando tener nada que ver con él. Así que el mensaje podía ser muy bonito pero el final de quién lo divulgaba parecía dejar claro que era utópico y no se sostenía. Como decían los que lo ejecutaban: venía a salvar a la humanidad y ni tan siquiera se podía salvar a sí mismo.

 

     Se dice que este mensaje florece en ambientes humildes y desfavorecidos, como si los humildes y desfavorecidos se dedicaran a filosofar sobre la relatividad de la existencia. Lo cierto es que el pueblo, puesto en la dicotomía de elegir entre Jesús y Barrabás, escogió a este último.  Y es que el personaje no se siente querido ni comprendido por el Trabajo; al contrario más bien procura desacreditarlo.

 

     Lo que está claro es que, en términos históricos, el intento de Jesús acabó en un desastre; y lo que nos podemos preguntar es si este desastre era previsible o incluso calculado. Muchos dicen que la resurrección lo arregló todo y que, para resucitar, era necesario que previamente muriera. Pero entonces tenemos que ver cómo nos implica personalmente esta muerte y esta resurrección. Y el problema es que muchos se quedan en la muerte, en el fracaso; cultivando un sentimiento de culpa y fatalidad absolutamente inútil.

 

 

     Muerte y resurrección

 

(Mt. 27, 45 -50; Jn. 20, 1 – 7; Lc. 24, 13 – 32; Jn. 21, 1 – 7)

 

 

     Imaginaos que Jesús hubiera respondido a las insolencias de quienes lo crucificaban y hubiera bajado de la cruz: no habría hecho más que reforzar la idea de superhombre que tenían del Mesías. Habría quedado ante la historia como una especie de mago.

 

 

     Él vino a recordarnos nuestra naturaleza esencial e intentó hacernos evidente que nuestra forma de vivir la ignoraba, la consideraba algo irrelevante. Pero no lo consiguió, así que no tuvo más remedio que aceptar la muerte como argumento último y definitivo; a ver si esto nos despertaba.

 

     Está claro que no resucitó físicamente, hubiera sido absurdo resucitar para morir de nuevo, su resurrección se produjo en la conciencia de los discípulos que acabaron por entenderlo. Y se produce en la nuestra cuando conectamos con nuestra esencia. Y es cierto que algo tiene que morir previamente en nosotros para que esto ocurra: el personaje y la personalidad

 

     Sin embargo, no hay que esperar a la muerte física para resucitar, podemos hacerlo aquí y ahora.

 

 

Jordi Sapés de Lema. Preparación para el retiro de Oseira, 2021. Apuntes de uso interno.

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2 comentarios en “Semana Santa”

  1. Podría decir que, como los discípulos de Jesús, no entiendo nada. Especialmente cuando dice cosas como: Amad a vuestros enemigos.
    Lo que sí voy entendiendo, es que: «A quien tiene, se le dará y al que no tiene, hasta lo que tiene se le quitará». Traducido a mi lenguaje: en la vida o se mejora o se empeora. Y yo quiero mejorar.

  2. Toda una vida sin entender que significaba «resurrección». Ahora más que entenderlo, lo experimento puntualmente. Pero todavía hay muchos momentos «muertos» controlados por el personaje.
    Sin embargo como decimos en cataluña, «de mica en mica, s’omple la pica».
    Un artículo muy bueno.
    Gracias Jordi y a ti Carlos por darle visibilidad.

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