Sobre las dificultades, el conflicto y la enfermedad

Hay mucha gente que piensa que el Trabajo espiritual sirve para no tener dificultades. Y no es así; sirve para no tener dificultades absurdas, provocadas por nosotros mismos, por el hecho de vivir de espaldas a la realidad, inmersos en las ensoñaciones de un personaje que sufre, porque las cosas no son como él pretende; esto sí que se resuelve.

Pero el hambre, la ignorancia, los conflictos, los desastres naturales, las enfermedades, el racismo, la xenofobia y otros tantos impedimentos no desaparecen por arte de magia. El progreso de la humanidad se mide por nuestra capacidad de atender estas cosas que, al mismo tiempo, constituyen el estímulo para la actualización del potencial.

 

Pregunta: ¿El potencial solo se actualiza cuando tienes dificultades?

 

Jordi: Si tu estado habitual de conciencia es estar dormido, sí.  Y se actualiza solo cuando la dificultad adquiere cierta envergadura porque, si no, el personaje le echa la culpa a los demás y se queda tan ancho. Sin embargo, cuando estás en el Trabajo espiritual, las dificultades te las buscas tú, porque no transiges con la mecanicidad socialmente institucionalizada. Si no aceptas un soborno, te creas dificultades; si no acepas mirar hacia otro lado cuando percibes una injusticia, también; si vas a un sitio en el que las cosas no funcionan, esto aparece como una dificultad para ti, y en la medida en que lo denuncias o propones una alternativa, te creas dificultades adicionales. Pero en todas estas circunstancias te estás obligando a actualizar el potencial.

 

Jordi Sapés de Lema. “Espiritualidad y vida cotidiana. Práctica de Antonio Blay desde lo superior”. Páginas 59 y 60. Boira editorial 2020.

 

Sobre el conflicto y la enfermedad

 

Pregunta: ¿La voluntad es energía?

 

Jordi: No. La voluntad es amor. Voluntad viene del latín “volo” que significa querer. Tener voluntad es tener un deseo y mantenerlo el tiempo suficiente como para que se acabe materializando. Voluntad es que yo quiero algo y lo quiero hasta que hago algo en la práctica para que suceda.

 

    

     El amor está Constantemente presente; si defines el amor como relación, no hay ningún acto en el mundo que no esté hecho de amor; incluso el conflicto es amor. El conflicto es una situación de desequilibrio que se manifiesta para poner de relieve que hay que prestar atención a algo. La enfermedad es una manifestación de un desequilibrio orgánico que se da a conocer para que tú te fijes, veas qué es lo que pasa y lo resuelvas. Todos los conflictos son un viaje desde una situación de equilibrio a otra; y en este traspaso se produce una fase de desarreglo, de sufrimiento, de problema, con la finalidad de que alguien se movilice.

 

     Claro que, últimamente, parece que la gente se dedica a agravar los conflictos en vez de resolverlos; pero, bueno: cuando sean muy gordos, tendremos que hacer algo más inteligente. Si examinamos la historia, veremos que las fases especialmente críticas han sido la antesala de cambios importantes en la evolución de la Humanidad.

 

     De todas maneras, a título personal, la realización está siempre a nuestro alcance, si nos comprometemos a vivir como una expresión del Ser Esencial que responde en cada plano de esta manifestación con toda la inteligencia, el amor y la fuerza de que somos capaces. Esto que suena tan grandilocuente es, de hecho, lo natural. Y consigue que el espíritu sea una realidad, aquí y ahora.

 

Jordi Sapés de Lema. “Espiritualidad y vida cotidiana. Práctica de Antonio Blay desde lo superior”. Páginas 93-94. Boira editorial 2020.

1 comentario en “Sobre las dificultades, el conflicto y la enfermedad”

  1. Gracias por estos fragmentos!!
    Ilustran muy bien la frase… «lo que no se aprende con discernimiento, se aprende con sufrimiento» …y el papel que tiene el Trabajo para ayudarnos a abrirnos a este discernimiento.

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